Porque el Señor, Dios de Israel, dice que siempre habrá suficiente harina y aceite en tus depósitos hasta el día en que él envíe la lluvia, y vuelva a haber cosecha.
2 Reyes 4:6 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Después de haber llenado hasta el borde varias vasijas, la mujer le dijo a uno de sus hijos: ―Pásame otra vasija. ―No hay más —le contestó el hijo. Y entonces, en ese mismo momento, el aceite que estaba en el cántaro se acabó. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite. Biblia Nueva Traducción Viviente ¡Pronto todas las jarras estaban llenas hasta el borde! —Tráeme otra jarra —le dijo a uno de sus hijos. —¡Ya no hay más! —le respondió. Al instante, el aceite de oliva dejó de fluir. Biblia Católica (Latinoamericana) Cuando los cántaros estuvieron llenos, dijo a su hijo: 'Pásame uno más'. Pero éste le dijo: 'Ya no hay más'. Y el aceite dejó de correr. La Biblia Textual 3a Edicion Y sucedió que cuando las vasijas estaban llenas, dijo a un hijo suyo: Acércame otra vasija; y él le respondió: No hay ni una vasija más. Entonces cesó el aceite. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo ella a uno de sus hijos: 'Acércame otra vasija'. Pero él respondió: 'Ya no hay más'. Y entonces el aceite cesó. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y sucedió que cuando las vasijas fueron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otra vasija. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite. |
Porque el Señor, Dios de Israel, dice que siempre habrá suficiente harina y aceite en tus depósitos hasta el día en que él envíe la lluvia, y vuelva a haber cosecha.
―¡Debiste haber golpeado el suelo, cinco o seis veces —exclamó enojado el profeta—, porque entonces habrías derrotado definitivamente a los sirios, pero solo lo derrotarás tres veces!
Ella lo hizo así. Sus hijos le iban pasando las vasijas, y ella las llenaba de aceite.
Por causa de la incredulidad de la gente no hizo allí muchos milagros.
Nadie se quedó sin comer, a pesar de que había cuatro mil personas, sin contar las mujeres y los niños ¡Y sobraron siete cestas repletas de alimentos!
Entonces él les tocó los ojos y dijo: —Hágase realidad lo que han creído.
Todo el mundo quería tocar a Jesús, porque de él salía poder que los sanaba a todos.
Cuando ya todos estuvieron satisfechos, les dijo a sus discípulos: ―Recojan los pedazos que sobraron, para que no se desperdicie nada.
Al otro día ya no hubo maná y jamás volvieron a verlo. Desde entonces comenzaron a vivir de lo que producía la tierra de Canaán.