¡Alabado sea el Dios Altísimo que te permitió derrotar a tus enemigos!». Entonces Abram le entregó a Melquisedec la décima parte de todos los bienes que había recuperado.
2 Corintios 1:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 ¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación! Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, Biblia Nueva Traducción Viviente Toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Dios es nuestro Padre misericordioso y la fuente de todo consuelo. Biblia Católica (Latinoamericana) Bendito sea Dios, Padre de Cristo Jesús, nuestro Señor, Padre lleno de ternura, Dios del que viene todo consuelo. La Biblia Textual 3a Edicion Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesús, el Mesías, Padre de las misericordias y Dios de toda consolación,° Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo! Biblia Reina Valera Gómez (2023) Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de misericordias, y el Dios de toda consolación, |
¡Alabado sea el Dios Altísimo que te permitió derrotar a tus enemigos!». Entonces Abram le entregó a Melquisedec la décima parte de todos los bienes que había recuperado.
Mientras permanecía todavía en presencia de toda la asamblea, David dirigió así sus alabanzas al Señor: «¡Señor, Dios de nuestro padre Israel, alabamos tu nombre ahora y para siempre!
Y los levitas Jesúa, Cadmiel, Baní, Jasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías clamaron: «Pónganse de pie y adoren al Señor nuestro Dios, porque él vive desde la eternidad y hasta la eternidad. ¡Alaben su glorioso Nombre! Su gloria excede a cualquier bendición o alabanza.
Entonces dijo: «Desnudo salí del vientre de mi madre, y nada tendré cuando muera. El Señor me dio cuanto yo tenía; suyo era, y tenía derecho de llevárselo. Bendito sea el nombre del Señor».
¡Dios vive! Alaben al que es mi gran roca. ¡Exaltado sea Dios mi Salvador!
En su santuario, Dios es imponente. El Dios de Israel da fuerza y gran poder a su pueblo. ¡Bendito sea Dios!
Bendito sea su glorioso nombre para siempre. ¡Que toda la tierra esté llena de su gloria! ¡Amén y amén!
pero tú, Señor, eres misericordioso y bueno, Dios, lento para enojarte, y lleno de gran amor y verdad.
¡Oh Señor, qué bueno y perdonador eres; qué gran amor tienes por todos los que te piden ayuda!
«Al cabo de los siete años yo, Nabucodonosor, alcé mi vista hacia el cielo, y recobré la razón, y elogié y rendí homenaje al Dios Altísimo y reconocí humildemente a Aquel que vive por todos los tiempos. Él gobernará para siempre, y su reino no tendrá fin.
Pero tú, Señor, eres nuestro Dios, siempre misericordioso y dispuesto a perdonarnos aun cuando nos hemos rebelado contra ti.
¿Dónde hay otro Dios como tú, que perdona los pecados de los que aún quedan de su pueblo? Pues tú no retienes para siempre el enojo contra tu pueblo, porque amas la misericordia y el perdón más que la cólera y el castigo.
Jesús le dijo: ―Suéltame, porque todavía no he ido a reunirme con mi Padre. Pero ve a mis hermanos y diles: “Voy a reunirme con mi Padre, que es el Padre de ustedes; con mi Dios, que es el Dios de ustedes”.
Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que por siempre debe ser alabado, sabe que digo la verdad.
Pero Dios, que alienta a los desalentados, nos alentó con la llegada de Tito
Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos porque pertenecemos a Cristo.
y para que toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para que le den la gloria a Dios Padre.
Cada vez que oramos por ustedes damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
¡Alabemos a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo!, porque su misericordia es grande y nos ha hecho nacer de nuevo por medio de la resurrección de Jesucristo. Esto fue así para que tengamos una esperanza viva
Me siento feliz de haber encontrado que algunos de ustedes viven de acuerdo con la verdad tal como el Padre nos mandó.
Todo el que se aparta de las enseñanzas de Cristo, también se aparta de Dios. El que permanece fiel a las enseñanzas, tiene al Padre y al Hijo.