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Filipenses 2:11 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

11 y para que toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para que le den la gloria a Dios Padre.

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Biblia Reina Valera 1960

11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 y toda lengua declare que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios Padre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 y toda lengua proclame que Cristo Jesús es el Señor, para gloria de Dios Padre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 y toda lengua confiese° que Jesús el Mesías es el Señor para gloria de Dios Padre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

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Filipenses 2:11
30 Tagairtí Cros  

Así dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha hasta que humille a tus enemigos poniéndolos por estrado de tus pies.


Por eso, Señor, te alabaré entre las naciones.


Se le conocerá como Señor Justicia Nuestra. En aquel tiempo Judá e Israel habitarán en paz y con seguridad.


»Si alguno declara ante la gente que es mi seguidor, yo declararé a su favor ante mi Padre que está en los cielos.


Hoy ha nacido, en la ciudad de David, su Salvador, que es Cristo el Señor.


Sin embargo, muchos de los judíos, y hasta algunos de sus jefes, creyeron en él, pero no lo decían porque tenían miedo que los fariseos los expulsaran de la sinagoga.


Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen la verdad porque lo soy.


Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros.


Todo lo que ustedes pidan en mi nombre, yo lo haré; así el Padre será glorificado en el Hijo.


Jesús le contestó: ―El que me ama, obedece mi palabra. Por eso, Dios lo amará y vendremos a vivir con él.


Al terminar de decir estas cosas, Jesús miró al cielo y dijo: «Padre, la hora ha llegado. Glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti.


Tomás dijo: ―¡Señor mío y Dios mío!


para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que se niega a honrar al Hijo, tampoco honra al Padre que lo envió.


Sus padres contestaron así porque tenían miedo de los judíos, pues estos se habían puesto de acuerdo para expulsar de la sinagoga a todo el que reconociera que Jesús era el Cristo.


Estoy seguro de que ya ustedes habrán oído hablar de las buenas noticias que recibió el pueblo de Israel sobre la paz con Dios, que se puede obtener mediante Jesús el Mesías, Señor de todos. Este mensaje empezó en Galilea y ha estado resonando en Judea desde que Juan el Bautista comenzó a predicar el bautismo.


»Por lo tanto, pueblo de Israel, sepan bien que Dios ha hecho Señor y Mesías a Jesús, el que ustedes crucificaron».


Porque está escrito: «Yo juro», dice el Señor, «que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua reconocerá abiertamente a Dios».


Pues Cristo murió y resucitó precisamente para ser nuestro Señor mientras vivamos y cuando muramos.


Recuerden que él vino también para que los gentiles glorifiquen a Dios por sus mercedes hacia ellos. Así está escrito: «Te alabaré entre las naciones, cantaré himnos a tu nombre».


Por eso les advierto que nadie que dice mensajes del Espíritu puede maldecir a Jesús; y nadie puede decir que «Jesús es el Señor» si el Espíritu Santo no lo está ayudando.


Adán fue hecho del polvo de la tierra, pero Cristo descendió del cielo.


para nosotros sólo hay un Dios: el Padre, de quien vienen todas las cosas y quien nos hizo para él; y sólo hay un Señor: Jesucristo, quien lo creó todo y nos da vida.


Por medio de Cristo, ustedes creen en Dios, que lo resucitó y lo llenó de gloria, para que ustedes pongan su fe y esperanza en Dios.


Si alguien cree y confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios vive en él y él en Dios.


Para saber si el mensaje que se nos comunica procede del Espíritu Santo, debemos preguntarnos: ¿Reconoce el hecho de que Jesucristo, el Hijo de Dios, se hizo hombre de verdad?


Por el mundo andan muchos engañadores que no creen que Jesucristo vino a la tierra como un verdadero hombre. El que dice esto es el engañador y el anticristo.


El que salga vencedor recibirá ropa blanca; no borraré su nombre del libro de la vida sino que reconoceré su nombre ante mi Padre y ante sus ángeles.


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