―¿Por qué te atreviste a matar al ungido de Dios? —le preguntó David.
1 Samuel 26:11 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Pero Dios me libre de matar al hombre que él ha escogido como rey. Pero mira, llevémonos su lanza y su cántaro. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 guárdeme Jehová de extender mi mano contra el ungido de Jehová. Pero toma ahora la lanza que está a su cabecera, y la vasija de agua, y vámonos. Biblia Nueva Traducción Viviente ¡El Señor me libre de que mate al que él ha ungido! Pero toma su lanza y la jarra de agua que están junto a su cabeza y ¡luego vámonos de aquí! Biblia Católica (Latinoamericana) Pero no pongas la mano encima del ungido de Yavé. Tan sólo toma la lanza que está a su lado y la cantimplora de agua, y vámonos'. La Biblia Textual 3a Edicion Pero ¡líbreme YHVH de extender mi mano contra el ungido de YHVH! Toma ahora la lanza que está a su cabecera, y la vasija del agua, y vámonos de aquí. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero líbreme Yahveh de poner mi mano sobre el ungido de Yahveh. Toma ahora la lanza que está a su cabecera y el jarro de agua, y vámonos'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Guárdeme Jehová que yo extienda mi mano contra el ungido de Jehová. Pero toma ahora la lanza que está a su cabecera, y la botija de agua y vámonos. |
―¿Por qué te atreviste a matar al ungido de Dios? —le preguntó David.
―Tú mismo te declaraste culpable al confesar que diste muerte al ungido del Señor.
―No hables de esa manera —exclamó David—. Este no es día para castigar, sino día de celebración. Una vez más soy el rey de Israel.
He cumplido tus mandatos y no he imitado a los hombres crueles y perversos.
Nunca le paguen a nadie mal con mal. Al contrario, busquen hacerles el bien a todos.
Queridos hermanos, nunca tomen venganza sino déjensela a Dios, porque así está escrito: «A mí me corresponde vengarme. Yo le daré su pago a cada quien, dice el Señor».
No le hagan mal al que les hizo mal ni insulten al que los insultó. Al contrario, bendíganlo, porque Dios los eligió a ustedes para que reciban bendición.
Ahora, díganme mientras estoy delante del Señor y delante de su ungido: ¿He robado a alguien un buey o un burro? ¿He defraudado alguna vez a alguno de ustedes? ¿Los he oprimido alguna vez? ¿He recibido soborno de alguien? Díganmelo y rectificaré todo lo malo que haya hecho.
Que el Señor juzgue entre nosotros. Quizás te castigará por lo que estás tratando de hacerme, pero yo jamás te haré daño alguno.
Los hombres de David le dijeron: ―Ahora es tu oportunidad. Hoy es el día de que hablaba el Señor cuando dijo: “Entregaré a Saúl en tu poder para que hagas con él lo que quieras”. David se acercó silenciosamente y cortó un pedazo del borde de la túnica de Saúl.
―Jamás haré lo que me sugieren, —dijo a sus hombres—. Es un grave pecado agredir al rey escogido de Dios.