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1 Samuel 24:4 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

4 Los hombres de David le dijeron: ―Ahora es tu oportunidad. Hoy es el día de que hablaba el Señor cuando dijo: “Entregaré a Saúl en tu poder para que hagas con él lo que quieras”. David se acercó silenciosamente y cortó un pedazo del borde de la túnica de Saúl.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Entonces los hombres de David le dijeron: He aquí el día de que te dijo Jehová: He aquí que entrego a tu enemigo en tu mano, y harás con él como te pareciere. Y se levantó David, y calladamente cortó la orilla del manto de Saúl.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 «¡Ahora es tu oportunidad! —los hombres le susurraron a David—. Hoy el Señor te dice: “Te aseguro que pondré a tu enemigo en tu poder, para que hagas con él lo que desees”». Entonces David se le acercó sigilosamente y cortó un pedazo del borde del manto de Saúl.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Llegó a unos corrales para ovejas que están a la orilla del camino; había allí una caverna donde entró Saúl para hacer sus necesidades. Ahora bien, David y sus hombres estaban sentados en el fondo de la caverna.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y los hombres de David le dijeron: ¡Este es el día que te dijo YHVH: He aquí entrego tu enemigo en tu mano, y harás con él como te parezca! Entonces se levantó David y cortó cautelosamente la orilla del manto de Saúl.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Llegó a unos apriscos de ovejas que había junto al camino. Había allí una cueva en la que entró Saúl para satisfacer una necesidad. David y los suyos estaban sentados en el fondo de la cueva.

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1 Samuel 24:4
13 Tagairtí Cros  

Al llegar a Hebrón, se la entregaron a David, al tiempo que le decían: ―¡Mire, mi rey! Esta es la cabeza de Isboset, el hijo de su enemigo Saúl, el que trató de matarlo. Hoy el Señor le ha dado la venganza sobre el rey Saúl y toda su familia.


A ninguno de mis siervos dejé pasar hambre.


¡Cómo le suplico a Dios; cómo imploro su misericordia


¡Ten compasión de mí, oh Dios, ten compasión de mí; pues en ti confío! Bajo la sombra de tus alas me esconderé hasta que pase la tormenta.


Pero si fue accidental, porque así yo lo había determinado, entonces el asesino podrá huir y refugiarse en un lugar que yo te indicaré.


David salió de Gat y se refugió en la cueva de Adulam, donde de inmediato se le unieron sus hermanos y otros parientes.


«No tengas miedo —le dijo Jonatán—. Mi padre jamás te encontrará, tú serás el rey de Israel y yo estaré junto a ti, y seré tu segundo como mi padre bien lo sabe».


Saúl pronto supo que David estaba en Queilá. «Bien —exclamó—. Ahora lo tenemos. Dios lo ha entregado en mis manos, pues se ha atrapado a sí mismo en una ciudad amurallada».


Sí, tú has sido muy misericordioso conmigo en este día, porque cuando el Señor me entregó en tus manos, no me mataste.


Que el Señor dé a cada uno su recompensa por hacer el bien y por ser leal, pues yo me negué a matarte aun cuando el Señor te entregó en mis manos.


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