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1 Pedro 4:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Cada uno de ustedes ha recibido algún don de Dios; úsenlo para servir a los demás. Sean fieles administradores de los diferentes dones de Dios.

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Biblia Reina Valera 1960

Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Dios, de su gran variedad de dones espirituales, les ha dado un don a cada uno de ustedes. Úsenlos bien para servirse los unos a los otros.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Que cada uno ponga al servicio de los demás el carisma que ha recibido, y de este modo serán buenos administradores de los diversos dones de Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Cada uno según el don que recibió, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Que cada uno ponga al servicio de los demás el don que recibió, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.

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1 Pedro 4:10
29 Tagairtí Cros  

Recuerden que yo, el Hijo del hombre, no vine para que me sirvan, sino para servir y dar mi vida en rescate de muchos.


Las buenas nuevas del reino serán proclamadas en todo el mundo, para que todas las naciones las oigan. Y sólo entonces vendrá el fin.


porque como la persecución que entonces se desatará no se habrá desatado ninguna en la historia, ni se desatará después.


¿Son ustedes siervos sabios y fieles a quienes el Señor ha encomendado la tarea de realizar los quehaceres de su casa y proporcionar a sus hijos el alimento cotidiano?


El que recibió los veinte mil pesos los invirtió también y ganó veinte mil pesos.


»Ellos responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo o en prisión y no te ayudamos?”.


Así debe ser, porque el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir a los demás y entregar su vida en rescate por muchos.


El Señor le respondió: ―¿Quién es el mayordomo fiel y atento al que su señor deja encargado de los otros sirvientes para darles la comida a tiempo?


Antes de partir, llamó a diez de sus empleados y le entregó a cada uno una buena cantidad de dinero. Les dijo: “Hagan negocio con este dinero hasta que yo vuelva”.


También estaban Juana, que era esposa de Cuza, el administrador de Herodes, Susana y muchas otras que los ayudaban con lo que tenían.


Pero antes tengo que ir a Jerusalén a llevar la ofrenda que se ha recogido para los hermanos.


Ellos lo han hecho de buena voluntad, aunque en realidad estaban obligados a hacerlo, porque si los gentiles han disfrutado de las bendiciones espirituales que recibieron de los judíos, lo menos que pueden hacer en reciprocidad es ofrecerles ayuda material.


Pero lo que soy, lo soy por la gracia de Dios. Y su gracia no ha sido en vano, porque he trabajado más que todos ellos, si bien es cierto que no he sido yo, sino la gracia de Dios que ha obrado por medio de mí.


Dios, en su bondad, me enseñó cómo edificar con pericia. Yo puse los cimientos y otro edificó encima. El que edifica encima debe tener cuidado de cómo edifica,


¿Qué los hace más importantes que los demás? ¿Qué tienes que Dios no te haya dado? Y si cuanto tienes te lo ha dado Dios, ¿por qué te las das de grande, como si hubieras logrado algo por esfuerzo propio?


Como colaboradores de Dios les suplicamos que no desechen su amor.


Sé que está de más que les hable de ayudar a los cristianos.


Aunque soy el más pequeño de todos los que son parte del pueblo santo, Dios me concedió, por su amor, la misión de anunciar a las naciones el tesoro incalculable de Cristo.


Y a algunos les dio el don de ser apóstoles; a otros, el don de ser profetas; a otros, el de anunciar las buenas nuevas; y a otros, el don de pastorear y educar al pueblo de Dios.


Que el Señor le conceda hallar misericordia delante de Dios en aquel día. Tú sabes mejor que yo lo mucho que me ayudó en Éfeso.


El líder es uno que supervisa la obra de Dios, y por eso debe ser irreprensible; no debe ser arrogante ni colérico, no debe ser dado a la bebida ni a las riñas, ni debe ganar dinero de manera deshonesta;


Dios no es injusto. ¿Cómo podría él olvidar el ardor con que ustedes han trabajado o el amor que le han demostrado y le siguen demostrando al ayudar a los del pueblo santo?


Y después que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, Dios mismo los restaurará, los hará fuertes, firmes, y les dará seguridad.


Silvano, a quien considero un hermano fiel, me ha ayudado a escribir esta breve carta. Les escribo para aconsejarlos y para que estén seguros de que este es el verdadero amor de Dios. Manténganse firmes en ese amor.