Bíobla ar líne

Fógraí


An Bíobla ar fad Sean-Tiomna Tiomna Nua




1 Juan 3:21 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Pero, amados míos, si nuestro corazón no nos acusa, podemos estar confiados ante Dios,

Féach an chaibidil
Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios;

Féach an chaibidil

Biblia Nueva Traducción Viviente

Queridos amigos, si no nos sentimos culpables, podemos acercarnos a Dios con plena confianza.

Féach an chaibidil

Biblia Católica (Latinoamericana)

Amadísimos, si nuestra conciencia no nos condena, tenemos plena confianza en Dios.

Féach an chaibidil

La Biblia Textual 3a Edicion

Amados, si el corazón no nos condena, confianza tenemos para con Dios,

Féach an chaibidil

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Queridos míos, si la conciencia no reprende, tenemos plena confianza en Dios.

Féach an chaibidil

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos para con Dios;

Féach an chaibidil
Aistriúcháin eile



1 Juan 3:21
17 Tagairtí Cros  

Entonces te deleitarás en el Todopoderoso, y esperarás en Dios.


No soy un pecador; lo repito una y otra vez. Mi conciencia estará limpia mientras viva.


Trataré de vivir una vida sin mancha, pero ¿cuándo vendrás en mi ayuda? Quiero portarme en mi propia casa como debo.


Así que aquello de lo que estés convencido, guárdalo como algo entre Dios y tú. Dichosa la persona a quien su conciencia no la acusa por lo que hace.


Tengo limpia la conciencia, pero eso no quiere decir que sea justo. El Señor es el que tiene que juzgarme.


Con gran satisfacción y sinceridad podemos afirmar que siempre hemos dependido de la gracia del Señor y no de nuestra sabiduría y que siempre hemos sido puros y sinceros en el mundo, especialmente en cuanto a la forma en que nos hemos comportado con ustedes.


Ahora podemos acercarnos con libertad y confianza a Dios, cuando lo hacemos por medio de Cristo y confiando en él.


Por lo tanto, quiero que en todas partes los hombres oren, alzando ante Dios manos santas, libres de ira y resentimiento;


Y puesto que es así, acerquémonos a Dios con corazón sincero y con la plena seguridad que da la fe, ya que en nuestro interior hemos sido purificados de una mala conciencia y exteriormente hemos sido lavados con agua pura.


Acerquémonos, pues, confiadamente al trono del Dios de amor, para encontrar allí misericordia y gracia en el momento en que las necesitemos.


Y ahora, queridos hijos, permanezcan en comunión con el Señor, para que, cuando vuelva, puedan presentarse delante de él seguros y sin tener de qué avergonzarse.


Queridos hermanos, no me estoy refiriendo a ningún mandamiento nuevo, sino al mandamiento antiguo que desde un principio han tenido ustedes.


Sí, amados míos, ahora somos hijos de Dios, y no podemos ni siquiera imaginarnos lo que vamos a ser después. Pero de algo estamos ciertos: que cuando él venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como es.


Y aunque la conciencia nos acuse, Dios es más grande que nuestro corazón y él sabe todas las cosas.


Y al vivir en Cristo, nuestro amor se perfecciona cada vez más, de tal manera que en el día del juicio no nos sentiremos avergonzados ni apenados, sino que podremos mirarlo con confianza y gozo, sabiendo que él nos ama y que nosotros lo amamos también.


Y estamos seguros de que él nos escuchará cuando le pidamos algo que esté de acuerdo con su voluntad.