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Salmos 101:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

2 Trataré de vivir una vida sin mancha, pero ¿cuándo vendrás en mi ayuda? Quiero portarme en mi propia casa como debo.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Entenderé el camino de la perfección Cuando vengas a mí. En la integridad de mi corazón andaré en medio de mi casa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Tendré cuidado de llevar una vida intachable; ¿cuándo vendrás a ayudarme? Viviré con integridad en mi propio hogar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Me entrenaré en el camino perfecto; pero tú, ¿vendrás a mí? No tendré más que rectas intenciones para actuar en mi casa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Observaré atentamente el camino de la integridad. ¿Cuándo vendrás a mí? Andaré en la integridad de mi corazón en medio de mi casa.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Haré por comprender la causa justa, cuando ante mí viniere; procederé con noble corazón en medio de mi casa.

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Salmos 101:2
22 Tagairtí Cros  

Estoy seguro de que enseñará a sus descendientes a obedecerme, de modo que cuando él muera ellos continúen practicando la justicia y la honestidad. Yo, por mi parte, le cumpliré a Abraham todo lo que le he prometido».


David reinó con justicia sobre Israel y a todos los trató por igual.


especialmente en su vejez. Fue así como sus mujeres lo llevaron a adorar a sus dioses, en vez de confiar completamente en el Señor, como David su padre había hecho.


»Y si tú vives en honestidad y verdad, como tu padre David, obedeciéndome siempre,


Aunque no se eliminaron de Israel todos los pequeños santuarios paganos que había en las colinas, Asá se mantuvo fiel a Dios durante toda su vida.


Pero Dios puso en la gente de todo Judá el fuerte deseo de obedecer las órdenes del Señor, que recibían a través del rey y de las autoridades.


Mantendré mis ojos sobre los fieles de la tierra, para que habiten conmigo seguros. Sólo quienes tengan una conducta intachable serán siervos míos.


Lo prometí una vez y lo prometeré otra vez: que obedeceré tus maravillosas leyes.


Apártense de mi camino, gente perversa, que quiero obedecer los mandamientos de mi Dios.


No, no soy así, Señor; hago lo que es correcto; sálvame, pues, por piedad.


En cuanto a mí, pobre soy, y menesteroso, pero en este instante Dios piensa en mí. ¡Dios mío, tú eres mi auxilio! Tú eres mi salvación. ¡Ven pronto, y sálvame! ¡No te demores, por favor!


Los altares que hagan para mí deben ser sencillos altares de tierra. Sobre ellos me ofrecerán sus sacrificios, sus holocaustos y sus ofrendas pacíficas de ovejas y bueyes. Yo iré al lugar donde les pida que invoquen mi nombre, y los bendeciré allí.


Oh Señor, ¿no recuerdas lo fiel que te he sido y que siempre he procurado obedecerte en cuanto has mandado? Y rompió en grandes sollozos.


Debes enseñarlos a tus hijos y hablar de ellos cuando estás en casa o cuando caminas con ellos; al acostarte y al levantarte.


Pero si les parece mal servir al Señor, escojan hoy a quién van a servir, si a los dioses que sus antepasados adoraban más allá del Éufrates o a los dioses de los amorreos de esta tierra. Pero yo y los de mi casa serviremos al Señor.


―Pero, señor, —replicó Ajimélec—, ¿hay aquí, entre todos tus siervos, alguno que sea tan fiel como David tu yerno? Él es capitán de tu guardia personal y miembro altamente honrado de tu propia casa.


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