»Si pecan contra ti, ¿porque quién no peca?, y tú te enojas con ellos, y dejas que sus enemigos los lleven cautivos a tierras extrañas, cercanas o lejanas,
1 Juan 1:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Si decimos que no tenemos pecado, estamos engañándonos a nosotros mismos y no tenemos la verdad. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Biblia Nueva Traducción Viviente Si afirmamos que no tenemos pecado, lo único que hacemos es engañarnos a nosotros mismos y no vivimos en la verdad; Biblia Católica (Latinoamericana) Si decimos que no tenemos pecado, nos estamos engañando a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. La Biblia Textual 3a Edicion Si dijéramos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. |
»Si pecan contra ti, ¿porque quién no peca?, y tú te enojas con ellos, y dejas que sus enemigos los lleven cautivos a tierras extrañas, cercanas o lejanas,
―¿Qué han visto en tu palacio? —preguntó Isaías. Y Ezequías le respondió: ―¡Lo han visto todo! ¡Les he mostrado todos mis tesoros!
»Y si ellos pecan contra ti (porque, ¿quién es aquel que nunca ha pecado?), y te enojas con ellos, y dejas que sus enemigos los derroten y se los lleven de aquí cautivos a alguna nación extranjera, cercana o lejana,
»¿Qué hombre en toda la tierra podrá ser tan puro y justo como tú dices ser?
¿Cómo puede el simple hombre plantarse ante Dios y pretender que es justo? ¿Quién en el mundo entero puede alardear de ser puro?
«Bien sé todo eso; nada nuevo me cuentas. Pero, ¿cómo puede un hombre ser genuinamente bueno a los ojos de Dios?
¡No me sometas a juicio! Porque, comparado contigo, nadie es perfecto.
Y no hay en toda la tierra un ser humano que sea siempre bueno y no peque jamás.
Nosotros fuimos quienes nos extraviamos como ovejas, nosotros, quienes seguimos nuestro propio camino. ¡Pero Dios echó sobre él la culpa y los pecados de cada uno de nosotros!
Estamos completamente contaminados e inmundos de pecado. Todas nuestras buenas obras son como inmundos harapos. Como hojas de otoño nos decoloramos, nos marchitamos y caemos. Como viento, nos arrastran nuestros pecados.
Y sin embargo dices: «¡Nada hice que enoje a Dios, estoy segura de que no está enojado!». Pero precisamente por decir «No he pecado» será que te castigaré duramente.
»Pero si el sacerdote ve que la mancha ha brotado y se ha esparcido por todo su cuerpo, de pies a cabeza,
Ustedes son de su padre el diablo y quieren cumplir los deseos de él. Desde el principio el diablo ha sido un asesino, y no se mantiene en la verdad porque no hay verdad en él. Él es mentiroso por naturaleza, y por eso miente. ¡Él es el padre de la mentira!
Es así porque todos hemos pecado y no tenemos derecho a gozar de la gloria de Dios.
Basta ya de estarse engañando. Si alguno cree que tiene más inteligencia que cualquier otro, según las normas de este mundo, vuélvase ignorante, para que así llegue a ser sabio,
El que se crea demasiado grande cuando en realidad no es nada, se engaña a sí mismo.
y peleas entre quienes tienen la mente depravada y no conocen la verdad. Para ellas, el evangelio es un gran negocio.
Pero las personas perversas y engañadoras irán de mal en peor, seguirán engañando a muchos, y ellas mismas serán engañadas.
Pongan en práctica la palabra y no se limiten a sólo escucharla pues de otra manera se engañan ustedes mismos.
Si alguien se cree religioso pero no controla su lengua, se engaña a sí mismo, y su religión no sirve para nada.
Todos fallamos mucho; y si alguien no falla en lo que dice, es una persona perfecta que puede dominar todo su cuerpo.
y recibirán lo que se merecen por vivir injustamente. Ellos viven entregados sin freno alguno a las pasiones en pleno día. Ciertamente, son una vergüenza y un escándalo cuando participan con ustedes en sus fiestas, gozándose en sus placeres.
Si afirmamos que no hemos pecado, estamos diciendo que Dios es mentiroso, y eso muestra que su palabra no habita en nosotros.
Por lo tanto, si afirmamos que somos amigos suyos y seguimos viviendo en las tinieblas, mentimos y no estamos poniendo en práctica la verdad.
Si alguno dice: «Yo conozco a Dios», pero no obedece sus mandamientos, miente y no dice la verdad.
Si alguno dice: «Amo a Dios», pero aborrece a su hermano, es un mentiroso. Si no ama al hermano que tiene delante, ¿cómo puede amar a Dios, a quien jamás ha visto?
Esto es así a causa de la verdad que está y permanecerá en nosotros para siempre.
He tenido la alegría de enterarme, por medio de algunos hermanos que vinieron, de que vives fiel a la verdad.