La piedra que los constructores rechazaron se ha convertido en piedra angular.
1 Corintios 3:9 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 No somos más que colaboradores de Dios. Ustedes son el huerto de Dios, son el edificio de Dios. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. Biblia Nueva Traducción Viviente Pues ambos somos trabajadores de Dios; y ustedes son el campo de cultivo de Dios, son el edificio de Dios. Biblia Católica (Latinoamericana) Nosotros trabajamos con Dios y para él, y ustedes son el campo de Dios y la construcción de Dios. La Biblia Textual 3a Edicion Porque somos colaboradores de Dios;° y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Porque somos colaboradores con Dios; y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque nosotros, colaboradores somos de Dios; y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. |
La piedra que los constructores rechazaron se ha convertido en piedra angular.
Que haya abundantes cosechas por toda la tierra, aun en las cumbres de los montes. Que los árboles frutales den fruto como lo hacen en el Líbano; que el fruto brote como la hierba en el campo.
Y Dios bendecirá grandemente a su pueblo. En dondequiera que siembren se producirán abundantes cosechas, y sus rebaños y manadas pastarán en verdes prados.
El Señor mostrará a las naciones del mundo su justicia; todos lo alabarán. Su justicia será como un árbol con renuevos, o como huerto al comenzar la primavera, lleno de plantas que brotan por doquier.
A todos los que guardan luto en Israel les dará: belleza en vez de cenizas, júbilo en vez de llanto, y alabanza en vez de abatimiento. Porque para gloria de Dios, él mismo los ha plantado como vigorosos y esbeltos robles.
Los extranjeros serán los siervos de ustedes, les darán de comer a sus rebaños, ararán sus tierras y cuidarán sus viñedos.
¿Cómo pudo ocurrir esto? ¿Cómo pudo ser? Porque cuando yo los planté, elegí cuidadosamente la semilla: era la mejor. ¿Por qué te has convertido en esta degenerada raza de malvados, como si procedieran de una malísima semilla?
―Cualquier planta que mi Padre no haya sembrado será arrancada —les respondió Jesús—.
Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y los poderes del infierno no prevalecerán contra ella.
«¡Es tan grande la mies y hay tan pocos obreros!» —les dijo a los discípulos—.
Los discípulos salieron a predicar por todas partes. El Señor los ayudaba y confirmaba su palabra acompañándola con señales.
Él es “la piedra que rechazaron los edificadores, y que se convirtió en cabeza de ángulo”.
¿No se dan cuenta de que son el templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en ustedes?
Mi tarea fue sembrar la semilla, y la de Apolos fue regarla; pero Dios fue el que permitió que germinara.
¿No saben que el cuerpo es templo del Espíritu Santo, que Dios les dio, y que el Espíritu habita en ustedes? Ustedes no son sus propios dueños,
Y ¿qué unión puede existir entre el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos el templo del Dios viviente. Como el Señor dijo: «Viviré con ellos y caminaré entre ellos, y seré su Dios y ellos serán mi pueblo».
Somos creación de Dios, creados en Cristo Jesús para hacer las buenas obras que Dios de antemano ya había planeado.
es decir, enraizados en él y que sea él quien les haga crecer. Manténganse convencidos de la verdad que les enseñaron y llenos de acción de gracias al Señor.
para que, si me tardo, sepas cómo hay que comportarse en la familia de Dios, que es la iglesia del Dios vivo, columna y sostén de la verdad.
En cambio, Cristo es fiel como Hijo sobre la casa de Dios. Y nosotros somos la casa de Dios si mantenemos hasta el fin nuestra entereza y la esperanza que nos hace sentir orgullosos.
también ustedes son piedras vivas con las que se está edificando una casa espiritual. Así llegan a ser un sacerdocio santo, para que le ofrezcan a Dios sacrificios espirituales por medio de Jesucristo. Estos sacrificios a él le agradan.
Por eso, nosotros debemos ayudarlos, porque al hacerlo colaboramos con ellos en la verdad.