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Proverbios 1:8 - Biblia Version Moderna (1929)

¡Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no deseches la ley de tu madre!

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Biblia Reina Valera 1960

Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Hijo mío, presta atención cuando tu padre te corrige; no descuides la instrucción de tu madre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Escucha, hijo mío, los consejos de tu padre, no rechaces las advertencias de tu madre:

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La Biblia Textual 3a Edicion

Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no abandones las enseñanzas de tu madre,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre y no rechaces la enseñanza de tu madre,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no dejes la ley de tu madre:

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Proverbios 1:8
20 Tagairtí Cros  

¡Hijo mío, si los pecadores quisieren atraerte con halagos, no lo consientas!


¡hijo mío, no vayas en el camino con ellos; aparta tu pie de su sendero!


HIJO mío, ¡oh si tú recibieras mis palabras, y atesoraras mis mandamientos dentro de ti;


Escucha a tu padre, a aquel que te engendró, y no desprecies a tu madre cuando se envejeciere.


HIJO mío, no te olvides de mi ley, mas guarde tu corazón mis mandamientos;


El ojo que se mofa del padre, y desdeña de obedecer a la madre, ¡sáquenlo los cuervos de la cañada, y cómanselo los polluelos del águila!


PALABRAS del rey Lemuel; oráculo que su madre le enseñó:


y no escuché la voz de los que me enseñaban, ni a mis maestros incliné mi oído!


¡Hijo mío, guarda el mandamiento de tu padre, y no abandones la ley de tu madre!


¡HIJO mío, guarda mis dichos, y atesora mis mandamientos dentro de ti!


Y nosotros hemos obedecido la voz de Jonadab hijo de Recab, nuestro padre, en cuanto a todo lo que nos ha mandado; respecto de no beber vino en todos nuestros días nosotros, ni nuestras mujeres, ni nuestros hijos, ni nuestras hijas;


¶Temeréis cada cual a su madre y a su padre; y guardaréis mis días de descanso. Yo Jehová vuestro Dios.


Y, he aquí, le trajeron un paralítico, echado en cama; y viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.


Pero volviéndose Jesús, y viéndola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha sanado.  Y la mujer quedó sana desde aquella hora.


trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice; y estoy persuadido que habita en ti también.


¶Bajó pues a la era, e hizo conforme a todo lo que le había mandado su suegra.


Si pecare un hombre contra otro, Dios le juzgará; pero si contra Jehová pecare el hombre, ¿quién hará intercesión por él? Mas ellos no quisieron escuchar la voz de su padre; porque Jehová había resuelto matarlos.