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Salmos 7:3 - Biblia Martin Nieto

no sea que, como leones, me desgarren, me despedacen sin que haya quien me libre.

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Biblia Reina Valera 1960

Jehová Dios mío, si yo he hecho esto, Si hay en mis manos iniquidad;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Oh Señor mi Dios, si he hecho mal o soy culpable de injusticia,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Señor Dios mío, si he actuado mal, si ha manchado mis manos la maldad,

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La Biblia Textual 3a Edicion

Oh, YHVH Dios mío, si he hecho esto: Si hubo iniquidad en mis manos,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

No desgarren mi vida, cual león: destroza y no hay quien salve.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Oh Jehová Dios mío, si yo he hecho esto, si hay iniquidad en mis manos;

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Salmos 7:3
14 Tagairtí Cros  

si apartas el mal que hay en tus manos y no albergas en tu tienda la injusticia,


No te quedes lejos, que el peligro está encima y nadie me socorre.


Mas tú, Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo en mi auxilio,


líbrame de los malhechores, sálvame de los asesinos.


Si hubiera alguna culpa en mi conciencia, el Señor no me habría escuchado;


'El Señor, Dios de los dioses, él lo sabe, y que lo sepa Israel: si ha sido por rebelión o por infidelidad al Señor, que no nos salve hoy;


Anda, sé bueno conmigo, ya que hicimos un pacto ante el Señor. Si en mí hay culpa alguna, mátame tú mismo; ¿para qué llevarme hasta tu padre?'.


Saúl le dijo: '¿Por qué conspiráis contra mí, tú y el hijo de Jesé? Tú le diste pan y una espada y consultaste por él al Señor para que se levantase contra mí, como hoy lo hace'.


Todos conspiráis contra mí, pues nadie me ha dicho que mi hijo ha hecho un pacto con el hijo de Jesé; ninguno de vosotros tiene compasión de mí y ninguno me informa de que mi hijo ha levantado a mi siervo contra mí para tenderme asechanzas, como hoy lo hace'.


Hoy mismo has visto con tus propios ojos cómo el Señor te puso en mis manos en la cueva, y no he querido matarte. Te he perdonado, diciéndome: No pondré mi mano sobre mi señor, porque es el ungido del Señor.


David se levantó y salió de la cueva tras él, gritando: '¡Oh rey, mi señor!'. Saúl miró para atrás, y David se inclinó en tierra y se prosternó.