Azarías, hijo de Natán, era superintendente; y Zabud, hijo del sacerdote Natán, era el consejero del rey;
Proverbios 22:11 - Biblia Martin Nieto El rey ama a los puros de corazón, el que tiene la gracia en sus labios es su amigo. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 El que ama la limpieza de corazón, Por la gracia de sus labios tendrá la amistad del rey. Biblia Nueva Traducción Viviente El que ama la pureza del corazón y habla con gracia tendrá al rey como amigo. Biblia Católica (Latinoamericana) Yavé ama a los corazones rectos; al que procura el bien, el rey lo tomará por amigo. La Biblia Textual 3a Edicion El que ama la pureza de corazón, El que tiene gracia en sus labios, Tendrá como amigo al propio rey. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Quien aprecia la pureza de corazón y la gracia en el hablar es amigo del rey. Biblia Reina Valera Gómez (2023) El que ama la pureza de corazón, por la gracia de sus labios, el rey será su amigo. |
Azarías, hijo de Natán, era superintendente; y Zabud, hijo del sacerdote Natán, era el consejero del rey;
Está escrito cómo el judío Mardoqueo fue el segundo después del rey y fue estimado entre los judíos y querido por la muchedumbre de sus hermanos. Él procuró el bien de su pueblo y se preocupó del bienestar de su raza.
escogeré a los leales del país para que vivan a mi lado; el de conducta intachable será mi servidor;
El hombre de manos inocentes y limpio corazón, que no entrega su alma a la mentira y nunca jura en falso.
Mi corazón rebosa de palabras bellas, voy a recitar mis versos en honor del rey, mi lengua es como la pluma de un escritor experto.
El rey concede su favor al servidor inteligente, pero su ira pierde al inepto.
El rey concede su favor a los labios justos, y ama al que habla con rectitud.
Los ojos del Señor guardan la ciencia, él confunde las palabras del mentiroso.
Las palabras de la boca del sabio son agradables; pero los labios del tonto causan su propia ruina.
no los hemos puesto en práctica, ni hemos obrado como tú nos mandabas para que todo fuese bien.
Todos daban su aprobación y, admirados de las palabras tan hermosas que salían de su boca, decían: '¿No es éste el hijo de José?'.