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Proverbios 19:10 - Biblia Martin Nieto

No cuadra al necio vivir con lujo, menos aún a un esclavo gobernar a los príncipes.

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Biblia Reina Valera 1960

No conviene al necio el deleite; ¡Cuánto menos al siervo ser señor de los príncipes!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

¡No es correcto que un necio viva rodeado de lujos ni que un esclavo gobierne sobre príncipes!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

No conviene que un tonto viva en el lujo, y menos aún que un esclavo mande a los príncipes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

El lujo no conviene al insensato, ¡Cuánto menos al siervo tener dominio sobre príncipes!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

No le cuadra al necio la vida regalada: y menos aún al siervo dominar a los señores.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

No conviene al necio el deleite: ¡Cuánto menos al siervo gobernar a los príncipes!

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Proverbios 19:10
17 Tagairtí Cros  

Yo soy débil todavía, aunque haya recibido la unción real, y estos hombres, los hijos de Sarvia, son más fuertes que yo. Que el Señor pague al que hizo el mal según su malicia'.


Los correos se aprestaron a cumplir el mandato del rey. El edicto fue promulgado también en la ciudad de Susa. Mientras el rey banqueteaba, en la ciudad de Susa reinaba la consternación. Ver El Decreto [Est_13,1- 7]


Un lenguaje distinguido no cae bien al insensato, y menos aún una lengua mentirosa al noble.


Como la nieve en el verano o la lluvia en la siega, así le cae la gloria al necio.


El pueblo se alzará, hombre contra hombre, vecino contra vecino; se lanzará el joven contra el anciano, el plebeyo contra el noble.


No te alegres, Israel, no te regocijes como los gentiles, pues tú te has prostituido abandonando a tu Dios; has amado el salario de la prostitución en todas las eras de grano.


'Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba a diario espléndidamente.


Y estando en el infierno, entre torturas, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abrahán, y a Lázaro a su lado.


que vuestra risa se convierta en llanto y vuestra alegría en tristeza.


Cuando Abigaíl llegó a su casa, se encontró a Nabal celebrando un banquete regio. Estaba muy alegre y completamente borracho. Ella no le dijo ni una palabra hasta la mañana siguiente.