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Miqueas 3:3 - Biblia Martin Nieto

Vosotros devoráis la carne de mi pueblo, desolláis su piel, quebrantáis sus huesos, le hacéis trozos como carne en la olla, como carne en una caldera.

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Biblia Reina Valera 1960

que coméis asimismo la carne de mi pueblo, y les desolláis su piel de sobre ellos, y les quebrantáis los huesos y los rompéis como para el caldero, y como carnes en olla.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Sí, devoran la carne de mi pueblo, le arrancan la piel y le rompen los huesos. Los cortan en pedazos, como carne para la olla.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Ustedes pueden comerse la carne de mi pueblo, partir sus huesos y echarlos a la olla,

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La Biblia Textual 3a Edicion

Que coméis la carne de mi pueblo, Y desolláis su piel, y rompéis sus huesos, Que lo cortáis como carne para la olla, Como carne para el caldero.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Quienes devoran la carne de mi pueblo, desuellan la piel que los recubre, le rompen los huesos y los descuartizan como para la olla o como carne que se echa en la caldera,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

que coméis asimismo la carne de mi pueblo, y les desolláis su piel de sobre ellos y les quebráis sus huesos, y los hacéis pedazos como para la olla, y como carne en caldero.

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Miqueas 3:3
11 Tagairtí Cros  

¿No aprenderán los malvados que devoran a mi pueblo como pan y no invocan el nombre del Señor?


Cuando me asaltan los criminales para destrozarme, son ellos, mis opresores y enemigos, los que tropiezan y sucumben.


raza cuyos dientes son espadas y cuchillos sus molares para devorar a los humildes de la tierra y acabar con los pobres del país.


Entra en juicio el Señor con los ancianos y los jefes de su pueblo: Vosotros habéis devastado la viña, guardáis en casa lo robado al pobre.


¿Por qué pisoteáis a mi pueblo y aplastáis el rostro de los pobres? Oráculo del Señor Dios todopoderoso.


los que dicen: ¿acaso no se han construido en poco tiempo las casas de la ciudad? Ella es la olla, nosotros somos la carne.


Pon luego trozos de carne, trozos buenos, pierna y costilla; llénala de los huesos mejores.


Escuchad esto, los que aplastáis al pobre e intentáis exterminar a los necesitados,


Pero vosotros estáis contra mi pueblo, como enemigos os habéis levantado; a los pacíficos les quitáis el manto, a los que caminan confiados los tratáis como enemigos de guerra.


Sus jefes son, en medio de ella, como leones rugientes; sus jueces, como lobos nocturnos que no dejan nada para la mañana.