Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne
- Fógraí -





Miqueas 2:8 - Biblia Martin Nieto

8 Pero vosotros estáis contra mi pueblo, como enemigos os habéis levantado; a los pacíficos les quitáis el manto, a los que caminan confiados los tratáis como enemigos de guerra.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

8 El que ayer era mi pueblo, se ha levantado como enemigo; de sobre el vestido quitasteis las capas atrevidamente a los que pasaban, como adversarios de guerra.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Sin embargo, hasta este mismo instante mi pueblo se rebela contra mí, ¡como un enemigo! Les roban hasta la camisa a los que confiaban en ustedes y los dejan tan andrajosos como hombres que regresan de la guerra.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Pero son ustedes los enemigos de mi pueblo, pues le quitan su manta al hombre bueno y hacen la guerra al que vive tranquilo.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

8 Antaño, mi pueblo se alzaba contra el enemigo, Hoy arrancáis el manto y el vestido al que transita confiado, Al que no viene en son de guerra.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Pero vosotros os alzáis como enemigos contra mi pueblo: arrebatáis el manto al pacífico, a todo el que pasa confiado cuando vuelve de la guerra.

Féach an chaibidil Cóip




Miqueas 2:8
10 Tagairtí Cros  

Nuestra ciudad es de las ciudades pacíficas, fieles e importantes de Israel, y tú intentas destruirla. ¿Por qué quieres destruir la heredad del Señor?'.


Dios me escuchará y los humillará el que reina eternamente, pero no tienen enmienda, pues no temen a Dios.


Mi heredad ha sido para mí como un león en la selva; ha lanzado contra mí sus rugidos; por eso la detesto.


Pero vosotros odiáis el bien y amáis el mal, arrancáis la piel del cuerpo y la carne de los huesos.


Vosotros devoráis la carne de mi pueblo, desolláis su piel, quebrantáis sus huesos, le hacéis trozos como carne en la olla, como carne en una caldera.


La lealtad ha desaparecido del país, no queda un hombre justo. Todos acechan para verter sangre; el hermano a su hermano para ponerle trampas.


Sólo emplean las manos para hacer el mal: los funcionarios exigen recompensas, los jueces se dejan sobornar por regalos, los poderosos manifiestan sus ambiciones.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí