Vienen días -dice el Señor- en que yo haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva.
Mateo 26:28 - Biblia Martin Nieto porque ésta es mi sangre, la sangre de la nueva alianza, que será derramada por todos para remisión de los pecados. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados. Biblia Nueva Traducción Viviente porque esto es mi sangre, la cual confirma el pacto entre Dios y su pueblo. Es derramada como sacrificio para perdonar los pecados de muchos. Biblia Católica (Latinoamericana) esto es mi sangre, la sangre de la Alianza, que es derramada por una muchedumbre, para el perdón de sus pecados. La Biblia Textual 3a Edicion porque esto es mi sangre° del° pacto,° la cual es derramada a favor de muchos, para perdón de pecados. Biblia Serafín de Ausejo 1975 porque esto es mi sangre, la de la alianza, que va a ser derramada por todos, para perdón de los pecados. Biblia Reina Valera Gómez (2023) porque esto es mi sangre del nuevo testamento, la cual es derramada por muchos para remisión de pecados. |
Vienen días -dice el Señor- en que yo haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva.
porque la sangre es la vida de la carne, y yo os he dado la sangre para que hagáis sobre el altar el rito de absolución por vuestras vidas, pues la sangre es la que paga el rescate por la vida.
En cuanto a ti, por la sangre de la alianza hecha contigo, sacaré a tus presos de la fosa, en la que no hay agua.
de la misma manera que el hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida por la liberación de todos'.
Después tomó un cáliz, dio gracias y se lo dio, diciendo: 'Bebed todos de él,
Os digo que ya no beberé más de este fruto de la vid hasta el día en que beba con vosotros un vino nuevo en el reino de mi Padre'.
perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
Juan Bautista se presentó en el desierto bautizando y predicando un bautismo para la conversión y el perdón de los pecados.
Y les dijo: 'Ésta es mi sangre, la sangre de la alianza, que será derramada por todos.
Luego tomó pan, dio gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: 'Esto es mi cuerpo, que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío'.
Y de la misma manera el cáliz, después de la cena, diciendo: 'Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre, que es derramada por vosotros.
Pero el delito de Adán no puede compararse con el don de Dios. Si por el delito de uno solo murieron todos, con mayor razón el don de Dios, ofrecido generosamente por un solo hombre, Jesucristo, se concede más abundantemente a todos.
Porque como por la desobediencia de un solo hombre fueron constituidos pecadores todos, así también por la obediencia de uno solo serán todos constituidos justos.
Después de cenar, hizo lo mismo con el cáliz, diciendo: 'Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; cada vez que la bebáis, hacedlo en memoria mía'.
Él nos ha obtenido con su sangre la redención, el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia,
Quiso también por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, tanto las de la tierra como las del cielo, pacificándolas por la sangre de su cruz.
¿de cuánto mayor castigo pensáis vosotros que será digno quien haya pisoteado al Hijo de Dios y haya tratado como cosa profana la sangre de la alianza por la cual fue santificado, y haya ultrajado el Espíritu de la gracia?
El Dios de la paz, que por la sangre de la alianza eterna resucitó de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas, nuestro Señor Jesucristo,
así también Cristo, después de haberse ofrecido una sola vez para quitar los pecados del mundo, aparecerá una segunda vez, sin pecado, para dar la salvación a los que le esperan.
Él se ofrece en expiación por nuestros pecados; y no sólo por los nuestros, sino por los de todo el mundo.
Yo le respondí: 'Señor, tú lo sabes'. Él me dijo: 'Ésos son los supervivientes de la gran persecución, y han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del cordero.
Después de esto vi aparecer una gran muchedumbre, que nadie podía contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua. Estaban en pie delante del trono de Dios y delante del cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos.