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Levítico 17:11 - Biblia Martin Nieto

11 porque la sangre es la vida de la carne, y yo os he dado la sangre para que hagáis sobre el altar el rito de absolución por vuestras vidas, pues la sangre es la que paga el rescate por la vida.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 porque la vida del cuerpo está en la sangre. Les he dado la sangre sobre el altar con el fin de purificarlos, para hacerlos justos ante el Señor. Es la sangre, dada a cambio de una vida, la que hace posible la purificación.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Porque el alma de todo ser viviente está en su sangre, y yo les di la sangre para que la lleven al altar para el rescate de sus almas, pues esta sangre paga la deuda del alma.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Porque la vida de la carne está en la sangre, y Yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas, porque es la sangre, en razón de la vida, la que hace expiación.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo os he mandado ponerla sobre el altar para que expíe por vuestras vidas, pues es la sangre la que expía por la vida.

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Levítico 17:11
24 Tagairtí Cros  

Sólo una cosa no debéis comer: carne que tenga aún dentro su vida, esto es, su sangre.


Inmolará la res delante del Señor, y los hijos de Aarón, los sacerdotes, ofrecerán la sangre, derramándola en torno del altar que se encuentra a la entrada de la tienda de la reunión.


Aarón ofrecerá en sacrificio por el propio pecado su novillo, hará el rito de absolución por sí mismo y por su casa e inmolará el novillo en sacrificio por el propio pecado.


Por eso he dicho a los israelitas: Ni vosotros ni el extranjero residente comeréis sangre.


porque la sangre es la vida de todo ser viviente. Por eso he dicho yo a los israelitas: No comeréis la sangre de ningún animal, porque la sangre es la vida de todo ser viviente; quien comiere de ella será extirpado.


El sacerdote tomará con su dedo de la sangre de la víctima, untará con ella los cuernos del altar de los holocaustos y derramará toda la sangre restante al pie del mismo altar.


Luego quemará todas las grasas sobre el altar, como había hecho con las grasas del sacrificio de reconciliación. El sacerdote hará el rito de absolución por el jefe, a quien se le perdonará el pecado. d) De un hombre del pueblo.


Moisés lo inmoló y, mojando sus dedos en la sangre, untó con ella los cuernos del altar todo alrededor y lo purificó. Luego derramó la sangre al pie del altar y lo consagró haciendo sobre él el rito de absolución.


de la misma manera que el hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida por la liberación de todos'.


porque ésta es mi sangre, la sangre de la nueva alianza, que será derramada por todos para remisión de los pecados.


Y les dijo: 'Ésta es mi sangre, la sangre de la alianza, que será derramada por todos.


a quien Dios ha propuesto como propiciación para que, mediante la fe, se obtenga por su sangre el perdón de los pecados. Puso de manifiesto su justicia al pasar pacientemente por alto los pecados del pasado,


Con mucha más razón, justificados ahora por su sangre, seremos librados por él del castigo.


Él nos ha obtenido con su sangre la redención, el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia,


Ten solamente buen cuidado de no comer la sangre, porque la sangre es la vida, y no debes comer la vida con la carne.


en quien tenemos la liberación y el perdón de los pecados.


Quiso también por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, tanto las de la tierra como las del cielo, pacificándolas por la sangre de su cruz.


Por eso también Jesucristo, para santificar al pueblo por su propia sangre, murió fuera de la ciudad.


Por lo demás, según la ley, casi todo es purificado con la sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón.


elegidos por designio de Dios Padre para ser santificados por el Espíritu para obedecer a Jesucristo y ser purificados con su sangre os deseo la gracia y la paz en abundancia


pero si andamos en la luz, como él está en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de Jesús, su Hijo, nos purifica de todo pecado.


Él se ofrece en expiación por nuestros pecados; y no sólo por los nuestros, sino por los de todo el mundo.


y de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos y el rey de los reyes de la tierra. A aquel que nos ama y nos ha lavado de nuestros pecados con su propia sangre,


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