También sus mercenarios, dentro de ella, son como novillos bien cebados; mas ellos también vuelven la espalda y huyen todos a una, sin poder resistir, porque cae sobre ellos el día de su infortunio, la hora de su castigo.
Jeremías 46:16 - Biblia Martin Nieto ha vacilado y ya está en tierra! Unos a otros se dicen: '¡En pie! Volvamos a nuestro pueblo, a nuestra patria, lejos de la espada que devora'. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Multiplicó los caídos, y cada uno cayó sobre su compañero; y dijeron: Levántate y volvámonos a nuestro pueblo, y a la tierra de nuestro nacimiento, huyamos ante la espada vencedora. Biblia Nueva Traducción Viviente Tropiezan y caen unos sobre otros y se dicen entre sí: “Vamos, volvamos a nuestra gente, a la tierra donde nacimos. ¡Huyamos de la espada del enemigo!”. Biblia Católica (Latinoamericana) ha caminado a tropezones
y se ha venido a tierra.
Entonces unos a otros se han dicho:
'¡Arriba! Volvámonos a nuestro pueblo
y a nuestra patria,
lejos de la espada que destruye. La Biblia Textual 3a Edicion E hizo tropezar a muchos: Cada cual caía sobre su compañero, Hasta que dijeron: ¡Levantémonos y huyamos de la espada destructora! ¡Volvamos a nuestro pueblo y a nuestra tierra natal! Biblia Serafín de Ausejo 1975 con fuerza, tropezó y cayó. Entonces uno a otro se dijeron: 'Levántate, volvamos a nuestro pueblo, a nuestro país natal, ante la espada destructora'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Hizo caer a muchos, y cada uno cayó sobre su compañero; y dijeron: Levántate y volvámonos a nuestro pueblo, y a la tierra de nuestro nacimiento, de delante de la espada vencedora. |
También sus mercenarios, dentro de ella, son como novillos bien cebados; mas ellos también vuelven la espalda y huyen todos a una, sin poder resistir, porque cae sobre ellos el día de su infortunio, la hora de su castigo.
Ni el más veloz podrá escapar, ni el más valiente se salvará. Al norte, a orillas del Éufrates, se precipitan y caen.
Exterminad de Babilonia al sembrador y al que empuña la hoz en tiempo de la siega. Ante la espada destructora, cada uno hacia su pueblo se dirija, cada cual escape a su país.
Queríamos curar a Babilonia, pero no se ha curado. Dejémosla y marchémonos cada uno a nuestra tierra. Sí, su condenación llega hasta el cielo, se eleva hasta las nubes.