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Jeremías 51:9 - Biblia Martin Nieto

9 Queríamos curar a Babilonia, pero no se ha curado. Dejémosla y marchémonos cada uno a nuestra tierra. Sí, su condenación llega hasta el cielo, se eleva hasta las nubes.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Curamos a Babilonia, y no ha sanado; dejadla, y vámonos cada uno a su tierra; porque ha llegado hasta el cielo su juicio, y se ha alzado hasta las nubes.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 La habríamos ayudado si hubiéramos podido, pero ya nada se puede hacer por ella. Déjenla ir; abandónenla. Regresen ahora a su propio país. Pues su castigo llega hasta los cielos; es tan grande que no se puede medir.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Atendimos a Babilonia, pero no se recuperó. Dejémosla ahí y partamos cada uno para nuestra tierra; porque el juicio en su contra llega hasta el cielo y se eleva hasta las nubes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Hemos querido sanar a Babilonia, Pero no ha sanado; Abandonadla, y vámonos cada uno a nuestra tierra, Porque su castigo ha llegado hasta los cielos, Se ha alzado hasta las nubes.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Curamos a Babel y no sanó. Dejémosla, y vayamos cada uno a su país. Pues hasta los cielos llega su juicio, y se eleva hasta las nubes.

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Jeremías 51:9
13 Tagairtí Cros  

Había allí un profeta del Señor, llamado Obed, que salió al encuentro del ejército que regresaba a Samaría, y les dijo: 'El Señor, Dios de nuestros padres, en su ira contra los de Judá los ha entregado en vuestras manos; pero vosotros los habéis matado con furor tal, que ha subido hasta el cielo.


y exclamé: 'Dios mío, estoy confundido y me avergüenzo de levantar mi rostro hacia ti, porque nuestras iniquidades sobrepasan nuestra cabeza, y nuestros delitos llegan hasta el cielo.


Entonces, como una gacela asustada, como ganado que ninguno recoge, se volverá cada uno a su pueblo, cada cual huirá a su país.


Así te resultarán tus encantadores, por lo que te afanaste desde tu juventud. Se irá cada uno por u lado, sin poderte salvar.


ha vacilado y ya está en tierra! Unos a otros se dicen: '¡En pie! Volvamos a nuestro pueblo, a nuestra patria, lejos de la espada que devora'.


También sus mercenarios, dentro de ella, son como novillos bien cebados; mas ellos también vuelven la espalda y huyen todos a una, sin poder resistir, porque cae sobre ellos el día de su infortunio, la hora de su castigo.


Exterminad de Babilonia al sembrador y al que empuña la hoz en tiempo de la siega. Ante la espada destructora, cada uno hacia su pueblo se dirija, cada cual escape a su país.


'Ha pasado la siega, ha acabado el verano, y nosotros no hemos sido salvados'.


¡Ay de ellos, que se han apartado de mí! Asolados serán, porque se han rebelado contra mí. Cuando yo los quería salvar, proferían mentiras contra mí.


Oí otra voz que venía del cielo y decía: Sal de ella, oh pueblo mío, para que no seas solidario de sus pecados y no participes de sus plagas;


porque sus pecados se han acumulado hasta el cielo y Dios se ha acordado de sus crímenes.


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