Y añadió: 'No derraméis sangre; echadlo a esa cisterna solitaria, pero no pongáis las manos en él'. Era para librarlo de sus manos y devolverlo luego a su padre.
Jeremías 36:25 - Biblia Martin Nieto más aún, por más que Elnatán, Delayas y Gamarías rogaron al rey que no quemara el libro, él no les hizo caso. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y aunque Elnatán y Delaía y Gemarías rogaron al rey que no quemase aquel rollo, no los quiso oír. Biblia Nueva Traducción Viviente Aun cuando Elnatán, Delaía y Gemarías le suplicaron al rey que no quemara el rollo, él no les hizo caso. Biblia Católica (Latinoamericana) Por más que Elnatán, Dalaías y Gamarías suplicaran al rey que no quemara el rollo, no les hizo caso. La Biblia Textual 3a Edicion Y aunque Elnatán y Delaía y Gemarías rogaron al rey que no quemara aquel rollo, no los quiso oír. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y cuando Elnatán, Delaías y Guemarías instaron al rey para que no quemara el rollo, no sólo no les hizo caso Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y aunque Elnatán y Delaías y Gemarías rogaron al rey que no quemase aquel rollo, él no los quiso oír: |
Y añadió: 'No derraméis sangre; echadlo a esa cisterna solitaria, pero no pongáis las manos en él'. Era para librarlo de sus manos y devolverlo luego a su padre.
El delincuente aparenta seguridad, el hombre recto está seguro de su conducta.
Entonces los magistrados y el pueblo entero dijeron a los sacerdotes y a los profetas: 'Este hombre no debe ser condenado a muerte, porque nos ha hablado en el nombre del Señor, nuestro Dios'.
Pero el rey Joaquín mandó algunos hombres a Egipto: Elnatán, hijo de Acbor, con otros cuantos,
Entonces Baruc leyó en el libro las palabras de Jeremías. Era en el templo del Señor, en la sala de Gamarías, hijo del secretario Safán, en el vestíbulo superior, a la entrada de la puerta nueva del templo del Señor. Todo el pueblo podía oír.
bajó al palacio real, a la sala del secretario, donde estaban reunidos en sesión todos los dignatarios: Elisamá, el secretario; Delayas, hijo de Semayas; Elnatán, hijo de Acbor; Gamarías, hijo de Safán; Sedecías, hijo de Ananías, y todos los demás dignatarios.
'He pecado entregando sangre inocente'. Ellos dijeron: '¿A nosotros qué? ¡Tú verás!'.