¡Vive el Señor, tu Dios!, que no hay pueblo ni reino donde mi amo no haya mandado a buscarte, y cuando se respondía que no estabas allí, hacía jurar a aquel reino o pueblo que no te había encontrado;
Jeremías 26:21 - Biblia Martin Nieto El rey Joaquín, con todos los oficiales y magistrados, al oír sus palabras trató de darle muerte. Urías se enteró de ello y atemorizado huyó a Egipto. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 y oyeron sus palabras el rey Joacim y todos sus grandes, y todos sus príncipes, y el rey procuró matarle; entendiendo lo cual Urías, tuvo temor, y huyó a Egipto. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando el rey Joacim junto con los oficiales militares y los demás funcionarios escucharon lo que dijo, el rey envió a alguien para matarlo. Sin embargo, Urías se enteró del plan y escapó a Egipto atemorizado. Biblia Católica (Latinoamericana) El rey Joaquim, con todos sus oficiales y magistrados, al oír sus palabras, trató de darle muerte. Al tener noticia de eso, Urías, aterrorizado, huyó a Egipto. La Biblia Textual 3a Edicion Y cuando el rey Joacim y todos sus poderosos y todos los príncipes oyeron sus palabras, el rey procuró matarlo, pero cuando Urías se enteró, tuvo temor y huyó a Egipto. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero cuando Joaquín, todos sus guerreros y todos los príncipes tuvieron noticia de sus palabras, el rey trató de darle muerte. Al enterarse Urías tuvo miedo, huyó y se refugió en Egipto. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y cuando el rey Joacim, y todos sus hombres valientes, y todos sus príncipes, oyeron sus palabras, el rey procuró matarlo; lo cual oyendo Urías, tuvo temor, y huyó, y se fue a Egipto: |
¡Vive el Señor, tu Dios!, que no hay pueblo ni reino donde mi amo no haya mandado a buscarte, y cuando se respondía que no estabas allí, hacía jurar a aquel reino o pueblo que no te había encontrado;
Asá se indignó contra el profeta y lo metió en la cárcel, pues sus palabras le habían llenado de cólera contra él. Asá maltrató también a otros del pueblo.
Se conjuraron contra él y, por orden del rey, lo apedrearon en el atrio del templo del Señor.
El temer delante de los hombres es un lazo, el que confía en el Señor está seguro.
Al enterarse de ello los magistrados de Judá, subieron desde el palacio real al templo del Señor y se sentaron a la entrada de la puerta nueva del templo.
Luego el rey ordenó al príncipe Yeragmeel, a Serayas, hijo de Azriel, y a Selemías, hijo de Abdeel, prender a Baruc, el secretario, y a Jeremías, el profeta. Pero el Señor los había escondido.
Aquellos dignatarios dijeron al rey: 'Pedimos la muerte de este hombre, que desalienta a los combatientes que quedan en esta ciudad y a todo el pueblo, al hablarles en tales términos. Es evidente que este hombre no busca el bien de este pueblo, sino su desgracia'.
Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra; y si también en ésta os persiguen, huid a otra. Os aseguro que no se acabarán las ciudades de Israel hasta que venga el hijo del hombre'.
No tengáis miedo de los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien al que puede perder el alma y el cuerpo en el fuego.
El que encuentre su vida la perderá, y el que la pierda por mí la encontrará'.