arropado de luz, como de un manto despliegas los cielos lo mismo que una tienda,
Hechos 9:3 - Biblia Martin Nieto En el camino, cerca ya de Damasco, de repente le envolvió un resplandor del cielo; Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; Biblia Nueva Traducción Viviente Al acercarse a Damasco para cumplir esa misión, una luz del cielo de repente brilló alrededor de él. Biblia Católica (Latinoamericana) Mientras iba de camino, ya cerca de Damasco, le envolvió de repente una luz que venía del cielo. La Biblia Textual 3a Edicion Pero yendo por el camino, sucedió que cuando se acercaba° a Damasco, de repente resplandeció alrededor de él una luz del cielo, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Sucedió que, mientras iba caminando, al acercarse a Damasco, de repente lo envolvió una luz del cielo; Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y yendo él por el camino, al acercarse a Damasco, súbitamente le cercó un resplandor de luz del cielo; |
arropado de luz, como de un manto despliegas los cielos lo mismo que una tienda,
Pero sucedió que cerca ya de Damasco, hacia mediodía, de repente me envolvió un gran resplandor del cielo.
Ananías partió inmediatamente y entró en la casa, le impuso las manos y le dijo: 'Saulo, hermano mío, vengo de parte de Jesús, el Señor, el que se te apareció en el camino por el que venías, para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo'.
Entonces Bernabé lo tomó consigo, lo presentó a los apóstoles y les refirió cómo en el camino Saulo había visto al Señor, que le había hablado, y cómo en Damasco había predicado públicamente en el nombre de Jesús.
y después de todos, como a uno que nace antes de tiempo, también se me apareció a mí.
¿No soy libre? ¿No soy apóstol? ¿Es que no he visto a Jesús, Señor nuestro? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor?
el único que posee la inmortalidad, que habita una luz inaccesible, a quien ningún hombre vio ni puede ver. A él, honor y poder eterno. Amén.
La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que la iluminen, porque la gloria de Dios la ilumina, y su lámpara es el cordero.
No habrá ya noche, no tendrán ya necesidad de la luz de una lámpara ni de la del sol, porque el Señor Dios los alumbrará, y reinarán por los siglos de los siglos.