Hechos 27:3 - Biblia Martin Nieto Al día siguiente llegamos a Sidón; y Julio, que trataba con benevolencia a Pablo, le permitió ir a casa de sus amigos para que le cuidasen. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Al otro día llegamos a Sidón; y Julio, tratando humanamente a Pablo, le permitió que fuese a los amigos, para ser atendido por ellos. Biblia Nueva Traducción Viviente Al día siguiente, cuando atracamos en Sidón, Julio fue muy amable con Pablo y le permitió desembarcar para visitar a sus amigos, a fin de que ellos pudieran proveer a sus necesidades. Biblia Católica (Latinoamericana) Llegamos a Sidón al día siguiente. Julio se mostró muy humano con Pablo y le permitió visitar a sus amigos y que pudieran atenderle. La Biblia Textual 3a Edicion Al día° siguiente atracamos en Sidón, y Julio, tratando a Pablo con benevolencia, le permitió que fuera a sus amigos a recibir atención. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Al día siguiente tocamos tierra en Sidón; Julio se portó amablemente con Pablo y le permitió visitar a sus amigos y recibir sus atenciones. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y al otro día llegamos a Sidón; y Julio, tratando humanamente a Pablo, le permitió que fuese a sus amigos, para ser asistido por ellos. |
Zabulón habitará a lo largo del mar, en los puertos donde atracan las naves con su flanco vuelto hacia Sidón.
Ha dicho: No te alegrarás ya más, virgen deshonrada, hija de Sidón. Levántate; vete a Chipre, que tampoco allí tendrás reposo.
'¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida!, porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, haría ya tiempo que se hubieran arrepentido cubiertas de saco y ceniza.
Herodes estaba irritado con los tirios y sidonios, que de común acuerdo se presentaron ante él, y habiéndose ganado a Blasto, que era camarero del rey, solicitaban la paz, porque su país se abastecía del país real.
Y mandó al oficial que lo custodiase, que le permitiese tener alguna libertad y que no prohibiese a ninguno de los suyos que le asistiera.
Cuando se decidió que embarcásemos para Italia, entregaron a Pablo y algunos otros presos a un oficial de la legión Augusta, llamado Julio.
Pero el oficial, queriendo salvar a Pablo, se lo impidió, y ordenó que los que supieran nadar se echasen al agua los primeros y saliesen a tierra,
Cuando entramos en Roma, a Pablo le permitieron quedarse en una casa particular con un soldado que lo custodiase.