Entraron los hijos y se apoderaron de la tierra; tú humillaste ante ellos a sus habitantes los cananeos, y los entregaste en sus manos, a ellos, a sus reyes y a los pueblos del país, para que los tratasen a su gusto.
Ester 9:5 - Biblia Martin Nieto Los judíos hirieron con la espada a todos sus enemigos. Fue una verdadera matanza, un auténtico exterminio, haciendo de sus enemigos todo lo que quisieron. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y asolaron los judíos a todos sus enemigos a filo de espada, y con mortandad y destrucción, e hicieron con sus enemigos como quisieron. Biblia Nueva Traducción Viviente Así que, el día señalado, los judíos hirieron de muerte a sus enemigos a filo de espada. Mataron y aniquilaron a sus enemigos e hicieron lo que quisieron con quienes los odiaban. Biblia Católica (Latinoamericana) Los judíos pasaron a espada a todos sus enemigos; ¡fue una matanza, una carnicería! Hicieron lo que quisieron con todos los que los odiaban. La Biblia Textual 3a Edicion Y los judíos mataron a todos sus enemigos a filo de cuchillo, con mortandad y destrucción; e hicieron lo que quisieron° contra quienes los odiaban. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Los judíos pasaron a filo de espada a todos sus enemigos. Fue una matanza, un exterminio. Hicieron con sus enemigos lo que quisieron. Biblia Reina Valera Gómez (2023) E hirieron los judíos a todos sus enemigos a golpe de espada, de mortandad y de destrucción; e hicieron lo que quisieron con los que los aborrecían. |
Entraron los hijos y se apoderaron de la tierra; tú humillaste ante ellos a sus habitantes los cananeos, y los entregaste en sus manos, a ellos, a sus reyes y a los pueblos del país, para que los tratasen a su gusto.
Los correos llevaron a todas las provincias del reino las cartas que mandaban exterminar a todos los judíos, jóvenes y viejos, niños y mujeres, el mismo día, es decir, el trece del duodécimo mes, el mes adar, y confiscar todos sus bienes.
En las cartas, el rey concedía a los judíos, fuera cualquiera la ciudad en que habitasen, el derecho de unirse para defender la propia vida, y de matar, exterminar y acabar con las personas armadas de cualquier pueblo o provincia que los atacasen, incluidos las mujeres y los niños, así como de apoderarse del botín.
Mis ojos observan a los que me espían y mi oído oye a los malvados que se alzan contra mí.
¡Entrega, pues, a sus hijos al hambre, abandónalos a merced de la espada! ¡Quédense sus mujeres sin hijos y sin marido! ¡Mueran de peste sus hombres, y sus jóvenes atravesados por la espada en la guerra!
Porque es propio de la justicia divina retribuir con sufrimientos a los que os hacen sufrir,