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Eclesiastés 10:16 - Biblia Martin Nieto

Ay de ti, tierra, que tienes por rey un niño, y cuyos príncipes banquetean desde la mañana!

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Biblia Reina Valera 1960

¡Ay de ti, tierra, cuando tu rey es muchacho, y tus príncipes banquetean de mañana!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

¡Qué tristeza sufrirá el pueblo gobernado por un sirviente, cuyos líderes hacen fiesta desde la mañana!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

¡Pobre de ti, país, cuyo rey es un muchacho y cuyos jefes están de parranda desde la mañana!

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La Biblia Textual 3a Edicion

¡Ay de ti, oh tierra, cuando tu rey es un muchacho, Y tus príncipes banquetean° de mañana!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

¡Ay de ti, país, que por rey tienes un niño y cuyos príncipes banquetean ya de mañana!

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

¡Ay de ti, tierra, cuando tu rey es muchacho, y tus príncipes banquetean de mañana!

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Eclesiastés 10:16
16 Tagairtí Cros  

Si mi padre os cargó un yugo pesado, yo lo haré más pesado todavía; si mi padre os castigó con azotes, yo os castigaré con latigazos'.


y se le han unido unos hombres miserables y perversos que se impusieron a Roboán, hijo de Salomón, pues era joven todavía y tímido y no los pudo resistir.


Sedecías tenía veintiún años cuando subió al trono, y reinó once años en Jerusalén.


Joacaz tenía veintitrés años cuando subió al trono, y reinó tres meses en Jerusalén.


Joaquín tenía veinticinco años cuando subió al trono, y reinó once años en Jerusalén. Hizo lo que es malo a los ojos del Señor, su Dios.


Jeconías tenía dieciocho años cuando subió al trono, y reinó tres meses y diez días en Jerusalén. Hizo lo que es malo a los ojos del Señor.


Un príncipe falto de sentido multiplica las extorsiones, el que aborrece la avaricia prolongará sus días.


El trabajo del tonto fatiga, porque ni siquiera sabe ir a la ciudad.


Niños dominan a mi pueblo, mujeres lo gobiernan. Pueblo mío, tus conductores te extravían, pervierten la senda de tus pasos.


Casa de David, esto dice el Señor: 'Haced justicia cada mañana, librad al oprimido de las manos de sus explotadores, no sea que salte como un fuego mi ira, se encienda y no haya quien la apague a causa de tus acciones perversas.