Bíobla ar líne

Fógraí


An Bíobla ar fad Sean-Tiomna Tiomna Nua




Daniel 2:46 - Biblia Martin Nieto

Entonces el rey Nabucodonosor cayó rostro en tierra y se postró ante Daniel y ordenó que le ofrecieran sacrificios e incienso.

Féach an chaibidil
Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

Entonces el rey Nabucodonosor se postró sobre su rostro y se humilló ante Daniel, y mandó que le ofreciesen presentes e incienso.

Féach an chaibidil

Biblia Nueva Traducción Viviente

Entonces el rey Nabucodonosor se postró ante Daniel y le rindió culto, y mandó al pueblo que ofreciera sacrificios y quemara incienso dulce frente a Daniel.

Féach an chaibidil

Biblia Católica (Latinoamericana)

Al oír esto, el rey Nabucodonosor se echó de bruces al suelo y se postró ante Daniel, luego dio orden que le presentaran ofrendas y perfumes de olor agradable.

Féach an chaibidil

La Biblia Textual 3a Edicion

Entonces el rey Nabucodonosor se postró sobre su rostro y se humilló ante Daniel, y mandó que le ofrecieran presentes e incienso.

Féach an chaibidil

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Entonces el rey Nabucodonosor, cayó rostro en tierra, se postró ante Daniel y mandó que le ofrecieran oblaciones y perfumes.

Féach an chaibidil

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Entonces el rey Nabucodonosor cayó sobre su rostro, y se humilló ante Daniel, y mandó que le ofreciesen presentes y perfumes.

Féach an chaibidil
Aistriúcháin eile



Daniel 2:46
12 Tagairtí Cros  

para que ofrezcan sacrificios agradables al Dios del cielo y rueguen por la vida del rey y de sus hijos.


En el momento en que oigáis sonar el cuerno, el pífano, la cítara, la sambuca, el salterio, la zampoña y toda clase de instrumentos musicales, os prosternaréis y adoraréis la estatua que ha levantado el rey Nabucodonosor.


Con tal motivo, en cuanto se oyó sonar el cuerno, el pífano, la cítara, la sambuca, el salterio, la zampoña y toda clase de instrumentos de música, todos los pueblos, naciones y gentes de todas las lenguas se prosternaron y adoraron la estatua de oro levantada por el rey Nabucodonosor.


Gabriel se llegó donde yo estaba. Cuando se acercó, quedé espantado y caí de bruces. Él me dijo: Hijo de hombre, entiende que la visión se refiere al tiempo del fin.


Convertiré en desiertos vuestras ciudades, devastaré vuestros santuarios y no aspiraré más el aroma de vuestros sacrificios.


y se echó a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste era samaritano.


Tan pronto como entró Pedro, Cornelio le salió al encuentro, cayó a sus pies y le adoró.


El sacerdote de Júpiter, que estaba a la entrada de la ciudad, llevó toros adornados con guirnaldas ante las puertas, y, en unión de la muchedumbre, quería ofrecerles un sacrificio.


Ellos estaban esperando que se le hinchara la mano y cayese muerto de repente; pero después de un largo rato sin que le pasara nada, cambiaron de parecer y decían que era un dios.


Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados en sus tronos delante de Dios cayeron de rodillas y adoraron a Dios,


Yo caí a sus pies para adorarle, pero él me dijo: 'No lo hagas; yo soy un siervo como tú y tus hermanos, que dan el testimonio de Jesús. Adora a Dios' (dar testimonio de Jesús es tener espíritu de profecía).


Yo, Juan, soy el que he oído y visto estas cosas. Cuando las oí y vi, caí a los pies del ángel que me las había mostrado para adorarlo.