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Apocalipsis 21:10 - Biblia Martin Nieto

Y me llevó en espíritu sobre un monte grande y alto, y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo de junto a Dios

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Biblia Reina Valera 1960

Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Así que me llevó en el Espíritu a una montaña grande y alta, y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo, desde la presencia de Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Me trasladó en espíritu a un cerro muy grande y elevado y me mostró la Ciudad Santa de Jerusalén, que bajaba del cielo de junto a Dios,

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y me llevó en espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la° ciudad santa, Jerusalem,° descendiendo del cielo, de Dios,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Me llevó en espíritu a un monte grande y elevado y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, de parte de Dios.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo de Dios,

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Apocalipsis 21:10
17 Tagairtí Cros  

Y va a suceder que, cuando yo me separe de ti, el espíritu del Señor te llevará a un lugar que yo no sé, y después de haber ido a dar la nueva a Ajab, él, al no encontrarte, me matará. Con todo, tu siervo teme al Señor desde su mocedad.


Luego le dijeron: 'Mira, entre tus siervos hay cincuenta hombres robustos. Que vayan y busquen a tu amo, no sea que le haya arrebatado el espíritu del Señor y le haya arrojado en algún monte o en algún valle'. Pero él dijo: 'No los mandéis'.


Después el espíritu me elevó y me llevó a la puerta oriental del templo del Señor, que da a levante; allí, en la entrada de la puerta, estaban veinticinco hombres, entre los cuales vi a Yazanías, hijo de Azur, y a Pelatías, hijo de Banayas, jefes del pueblo.


Entonces el espíritu se levantó y me llevó en visión, en el espíritu de Dios, a Caldea, donde los deportados. Después desapareció de mí la visión que había contemplado.


El espíritu me levantó y me arrebató; iba yo amargado, con el ánimo lleno de excitación, mientras la mano del Señor pesaba fuertemente sobre mí.


Alargó una especie de mano, me agarró por los cabellos y el espíritu me elevó entre la tierra y el cielo y me llevó, en visiones divinas, a Jerusalén, a la entrada de la puerta interior que da al norte, allí donde estaba situado el ídolo que provoca los celos.


Al salir del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El eunuco ya no lo vio más, y continuó su camino muy contento.


Pero la Jerusalén de arriba es libre, la cual es madre nuestra,


Caí en éxtasis el día del Señor y oí detrás de mí una voz potente como de trompeta,


pero el patio exterior del templo déjalo, no lo midas; porque ha sido entregado a los paganos, que pisotearán la ciudad santa durante cuarenta y dos meses.


Y me transportó en espíritu a un desierto. Y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata, llena de nombres blasfemos, con siete cabezas y diez cuernos.


Y vi a la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo del lado de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su esposo.


Al vencedor le haré columna del templo de mi Dios, y no saldrá más; escribiré sobre él el nombre de mi Dios, el nombre de la ciudad de mi Dios -la nueva Jerusalén, que baja del cielo de junto a mi Dios- y mi nombre nuevo.


Al instante caí en éxtasis, y vi un trono en el cielo y uno sentado en el trono.