Un gigante, descendiente de Rafá, que tenía una lanza que pesaba unos treinta kilos y ceñía una espada nueva, decía que iba a matar a David.
2 Samuel 21:15 - Biblia Martin Nieto De nuevo hubo guerra entre los filisteos e Israel. David con sus hombres acampó en Gob y lucharon contra los filisteos. David estaba cansado. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Volvieron los filisteos a hacer la guerra a Israel, y descendió David y sus siervos con él, y pelearon con los filisteos; y David se cansó. Biblia Nueva Traducción Viviente Una vez más los filisteos estaban en guerra con Israel. Y cuando David y sus hombres estaban en lo más reñido de la pelea, a David se le acabaron las fuerzas y quedó exhausto. Biblia Católica (Latinoamericana) Se reinició la guerra entre los filisteos e Israel. David bajó con su guardia para pelear con los filisteos. La Biblia Textual 3a Edicion De nuevo hubo guerra de los filisteos contra Israel. Y bajó David con sus siervos, y mientras luchaban contra los filisteos, David se cansó. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Todavía hubo guerra de los filisteos contra Israel, por lo que bajó David con sus servidores para pelear contra los filisteos, pero se sintió cansado. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y como los filisteos volvieron a hacer guerra contra Israel, descendió David y sus siervos con él, y pelearon con los filisteos, y David se cansó. |
Un gigante, descendiente de Rafá, que tenía una lanza que pesaba unos treinta kilos y ceñía una espada nueva, decía que iba a matar a David.
Cuando los filisteos supieron que David había sido ungido rey de todo Israel, fueron todos en su busca. David se enteró y se metió en la fortaleza.
David hizo como el Señor le había mandado y derrotó a los filisteos desde Gabaón hasta Guézer.
Después de esto, David derrotó a los filisteos, los sometió y les quitó su hegemonía.
Después de esto continuó la guerra en Guézer contra los filisteos. Fue entonces cuando Sibecay, el jusatita, mató a Sipay, un descendiente de los gigantes. Los filisteos quedaron sometidos.
ahora que estoy viejo y encanecido, oh Dios, no me abandones, para que pueda anunciar a esta generación las obras de tu brazo, y tu poder a las edades venideras.
No me rechaces ahora que soy viejo, no me abandones cuando me faltan ya las fuerzas.
Mi cuerpo y mi corazón ya languidecen; el sostén de mi corazón, mi patrimonio, es Dios por siempre.
cuando tiemblen los guardianes de la casa, y se encorven los hombres fuertes, y cesen de moler las mujeres porque son demasiado pocas, y pierdan la vista las que miran por las ventanas,