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Salmos 71:18 - Biblia Martin Nieto

18 ahora que estoy viejo y encanecido, oh Dios, no me abandones, para que pueda anunciar a esta generación las obras de tu brazo, y tu poder a las edades venideras.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, Hasta que anuncie tu poder a la posteridad, Y tu potencia a todos los que han de venir,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Ahora que estoy viejo y canoso, no me abandones, oh Dios. Permíteme proclamar tu poder a esta nueva generación, tus milagros poderosos a todos los que vienen después de mí.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 si ahora estoy viejo y decrépito, oh Dios, no me abandones. A esta generación anunciaré tu poder, y a los que vengan después, tu valentía

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Así Tú también, hasta la vejez y las canas No me desampares, oh ’Elohim, hasta que proclame tu poder a esta generación, Tu poderío, a todo el que ha de venir.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Mas tampoco en la vejez y en la canicie me abandones, oh Dios, hasta que cuente a los descendientes acerca de tu brazo, sobre tus portentos a todos los que vengan.

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Salmos 71:18
16 Tagairtí Cros  

Isaac era ya viejo y se había quedado ciego. Llamó a su hijo mayor, Esaú, y le dijo: '¡Hijo mío!'. 'Aquí estoy', respondió él.


Mi descendencia servirá al Señor y hablará de él a la generación futura,


admirad sus murallas, fijaos en sus palacios, para contar a las generaciones venideras


No me rechaces ahora que soy viejo, no me abandones cuando me faltan ya las fuerzas.


no se lo ocultaremos a sus hijos; contaremos a la generación futura los títulos de gloria del Señor, su poder y las maravillas que él ha hecho.


para que la generación siguiente lo supiera, los hijos que habían de nacer, y que éstos, a su vez, se lo contaran a sus hijos


Ese día dirás a tus hijos: Esto es en memoria de lo que por mí hizo el Señor cuando salí de Egipto.


Hasta vuestra ancianidad yo seré el mismo, os sostendré hasta vuestra vejez. Lo he hecho hasta aquí, os he llevado, y os sostendré, os salvaré.


¡Despierta, despierta; vístete de fuerza, brazo del Señor; despierta como antaño en los días de las generaciones antiguas! ¿No eres tú el que partió en dos a Rahab y traspasó al dragón?


¿Quién creerá lo que oímos decir? ¿A quién se ha manifestado el poder del Señor?


Pues bien, David, después de haber cumplido durante su vida la voluntad de Dios, murió, fue sepultado con sus padres y vio la corrupción.


Elí tenía noventa y ocho años, sus ojos se habían quedado fijos y ya no veía.


Al mencionar el arca de Dios, Elí cayó de su silla hacia atrás, frente a la puerta, se rompió la nuca y murió, pues era ya viejo y estaba muy pesado. Elí fue juez en Israel durante cuarenta años.


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