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2 Reyes 12:4 - Biblia Martin Nieto

Sin embargo, no desaparecieron las colinas, de modo que el pueblo seguía ofreciendo sacrificios y quemando incienso en ellas.

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Biblia Reina Valera 1960

Y Joás dijo a los sacerdotes: Todo el dinero consagrado que se suele traer a la casa de Jehová, el dinero del rescate de cada persona según está estipulado, y todo el dinero que cada uno de su propia voluntad trae a la casa de Jehová,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Cierto día, el rey Joás dijo a los sacerdotes: «Recojan todo el dinero que se traiga como ofrenda sagrada al templo del Señor, ya sea el pago de una cuota, el de los votos o una ofrenda voluntaria.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Pero no desaparecieron los Altos lugares, y el pueblo siguió sacrificando y quemando incienso en los Altos lugares.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y Joás dijo a los sacerdotes: Toda la plata consagrada que se acostumbra traer a la Casa de YHVH, tanto la plata del rescate de cada persona, según está estipulado, así como la plata que cada uno trae voluntariamente° a la Casa de YHVH,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

No obstante, no desaparecieron los lugares altos y el pueblo seguía ofreciendo sacrificios y quemando incienso en ellos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y Joás dijo a los sacerdotes: Todo el dinero de las santificaciones que se suele traer a la casa de Jehová, el dinero de los que pasan en cuenta, el dinero por las personas, cada cual según su tasa, y todo el dinero que cada uno de su corazón trae a la casa de Jehová,

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2 Reyes 12:4
33 Tagairtí Cros  

Sin embargo, el pueblo sacrificaba en las colinas, pues para entonces aún no había sido edificado un templo al nombre del Señor.


Y Salomón, aunque amaba al Señor, siguiendo las normas de su padre, David, sacrificaba él mismo y quemaba incienso en las colinas.


Salomón construyó su palacio; tardó trece años en terminarlo.


Jazael, rey de Siria, fue a atacar a Gat y la conquistó; luego se dispuso a ir contra Jerusalén.


Joás dijo a los sacerdotes: 'Todo el dinero que traigan al templo del Señor: el dinero de cada israelita empadronado, el dinero establecido por el rescate de las personas y todo el dinero que cada uno tenga a bien traer al templo del Señor,


No obstante, no desaparecieron las colinas, de modo que el pueblo ofrecía todavía sacrificios y quemaba incienso en ellas.


Sin embargo, no desaparecieron las colinas, de modo que el pueblo ofrecía aún sacrificios y quemaba incienso en ellas.


Y ofreció sacrificios y quemó incienso en los altozanos, en las colinas y bajo cualquier árbol frondoso.


y allí quemaron incienso como las gentes que el Señor había echado ante ellos, y cometieron toda clase de maldades, irritando al Señor,


'Vete a ver al sumo sacerdote Jelcías y dile que reúna el dinero aportado al templo del Señor, que los guardas de la puerta han recogido del pueblo;


que el rey David consagró al Señor junto con la plata y oro que había quitado a otras naciones: a Edón, a Moab, a los amonitas, a los filisteos y a Amalec.


Yo sé, Dios mío, que tú sondeas los corazones y amas la rectitud; con rectitud de corazón he hecho yo mis ofrendas, y ahora veo con gozo al pueblo aquí presente comprometerse voluntariamente contigo.


Llevó al templo todas las ofrendas que él y su padre habían hecho al Señor: oro, plata y objetos varios.


almacenaron fielmente las ofrendas, la décima parte que habían traído y las cosas consagradas al Señor. El levita Conanías fue el encargado mayor, y su hermano Simeí, el segundo.


Estableció a los sacerdotes en sus oficios y los animó a servir en el templo del Señor.


Y todos sus vecinos les proporcionaron toda clase de recursos: plata, oro, bienes, ganado, objetos preciosos, además de otras ofrendas voluntarias.


Con arreglo a sus posibilidades, entregaron al tesoro de la obra sesenta y un mil dracmas de oro, cinco mil minas de plata y cien túnicas sacerdotales.


así como toda la plata y el oro que puedas reunir en toda la provincia de Babilonia, además de las ofrendas voluntarias del pueblo y los sacerdotes para el templo de su Dios en Jerusalén.


Vinieron hombres y mujeres. Todos los generosos de corazón trajeron arillos y pendientes, anillos y cadenillas, brazaletes y toda clase de objetos de oro. Cada uno presentó al Señor una ofrenda de oro.


De este modo todos los hombres y mujeres que se sintieron generosos en contribuir a las obras que el Señor había mandado hacer a Moisés trajeron sus ofrendas voluntarias al Señor.


Ofreced de vuestros bienes un tributo al Señor. Todo corazón generoso ofrecerá un tributo al Señor: oro, plata y bronce,


Recibieron de manos de Moisés todas las ofrendas que los israelitas habían traído para la construcción del santuario. Los israelitas seguían llevando espontáneamente sus ofrendas todas las mañanas;


Si uno quiere rescatar algo de esa décima parte, añadirá una quinta parte más de su valor.


porque esos otros han echado de lo que les sobra, pero ella ha echado de su pobreza todo lo que tenía para vivir'.