1 Samuel 25:11 - Biblia Martin Nieto ¿Voy a tomar yo mi pan, mi agua y la carne de los animales que he matado para mis esquiladores, y se lo voy a dar a unos hombres que no sé de dónde son?'. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 ¿He de tomar yo ahora mi pan, mi agua, y la carne que he preparado para mis esquiladores, y darla a hombres que no sé de dónde son? Biblia Nueva Traducción Viviente ¿Debo tomar mi pan, mi agua y la carne que destacé para mis esquiladores y dárselos a un grupo de bandidos que viene de quién sabe dónde?». Biblia Católica (Latinoamericana) ¿¡Y voy a tomar mi pan, mi vino, la carne de los animales que he degollado para los esquiladores y dar todo eso a esa gente que viene de no se sabe dónde!?' La Biblia Textual 3a Edicion ¿Tomaré yo ahora mi pan, y mi agua, y mi carne que he sacrificado para mis esquiladores y los daré a hombres que no sé de dónde vienen? Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¿Voy a tomar mi pan, mi agua y los animales que he matado para mis esquiladores, y se los voy a dar a gentes que no sé de dónde son?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¿He de tomar yo ahora mi pan, mi agua, y mi carne que he matado y preparado para mis esquiladores, y la daré a hombres que no sé de dónde son? |
como desconocidos, aunque conocidos; como moribundos, aunque estamos vivos; como castigados, aunque sin ser condenados a la muerte;
Por consiguiente, siempre que tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, y especialmente a los hermanos en la fe.
Guárdate de decir en tu corazón: Mi fuerza y el poder de mis manos han hecho todo esto.
Gedeón se presentó a la gente de Sucot, y dijo: 'Aquí están Zébaj y Salmuná, por los que os burlasteis de mí diciendo: ¿Acaso tienes ya en tus manos a Zébaj y a Salmuná para que debamos suministrar pan a tu ejército?'.
Pero los jefes de Sucot respondieron: '¿Acaso tienes ya en tus manos a Zébaj y a Salmuná, para que debamos suministrar pan a tu ejército?'.
Desde allí subió a Penuel y les hizo la misma petición. Los hombres de Penuel respondieron lo mismo que los de Sucot.
Que el Señor juzgue entre nosotros dos y que me vengue de ti; pero mi mano no te tocará.
Los jóvenes de David se volvieron por donde habían ido. Cuando llegaron, le contaron a David lo que Nabal había dicho.
Este hombre se llamaba Nabal, y su mujer, Abigaíl. La mujer era muy sensata y muy hermosa; el hombre, por el contrario, era duro y malo; era calebita.
He sabido que estás esquilando. Pues bien, tus pastores estuvieron con nosotros; nunca les molestamos ni les faltó nada mientras estuvieron en el Carmelo.