1 Corintios 8:4 - Biblia Martin Nieto Viniendo, pues, a lo de la comida de las carnes ofrecidas en sacrificio a los ídolos, sabemos que los ídolos no son nada en el mundo y que no hay más Dios que uno solo. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces, ¿qué acerca de comer carne ofrecida a ídolos? Pues sabemos que un ídolo no es en verdad un dios y que hay solo un Dios. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces, ¿se puede comer carne sacrificada a los ídolos? Sabemos que un ídolo no es nada en realidad y que no hay más Dios que el Unico. La Biblia Textual 3a Edicion Acerca pues, del comer de los sacrificios a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que ninguno° es Dios, sino uno. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pues bien, respecto de comer lo inmolado a los ídolos, sabemos que un ídolo no es nada en el mundo; y que no hay más que un solo Dios. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y en cuanto a comer de aquello que es sacrificado a los ídolos, sabemos que el ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un solo Dios. |
'Señor todopoderoso, Dios de Israel, entronizado sobre los querubines; tú eres el único Dios de todos los reinos de la tierra; tú eres el creador del cielo y de la tierra.
Pero ahora, Señor, Dios nuestro, líbranos de sus manos, a fin de que todos los reinos de la tierra sepan que tú eres el único Dios'.
Pero no, que no sois nada; nada son vuestras obras, y aborrecible quien os elige.
Esto dice el Señor tu redentor, el que te formó desde el seno materno: Yo soy el Señor, el que lo ha hecho todo; el que despliega, él solo, los cielos; el que afirma la tierra sin ayuda alguna;
Esto dice el Señor, rey de Israel, su redentor, el Señor omnipotente. Yo soy el primero y el último, no hay otro dios fuera de mí.
Esto dice el Señor: Las riquezas de Egipto y las ganancias de Etiopía y los sabeos, de elevada estatura, pasarán a ti y serán tuyos, te seguirán encadenados, ante ti se postrarán y te suplicarán: Sólo en ti se encuentra Dios; no hay nadie más, no hay otro dios.
Yo soy el Señor, no hay ningún otro: no existe dios fuera de mí. Yo te he ceñido antes de que me conocieses,
En cambio, el Señor es el Dios verdadero, el Dios viviente, el rey eterno; cuando él se irrita, la tierra se estremece, y las naciones no pueden soportar su cólera.
Todo hombre entonces se siente torpe y perplejo; todo orfebre se avergüenza de su ídolo, porque sus estatuas son una mentira y les falta el aliento.
Jesús respondió: 'El primero es: Escucha, Israel: el Señor, Dios nuestro, es el único Señor;
'Amigos, ¿por qué hacéis esto? Nosotros somos hombres como vosotros, que hemos venido a anunciaros que dejéis los dioses falsos y os convirtáis al Dios vivo, que ha hecho el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos.
sino escribirles que se abstengan de las contaminaciones de los ídolos, de la fornicación, de comer sangre o carne de animales ahogados.
veis y oís que no sólo en Éfeso, sino en casi toda Asia, ese Pablo ha apartado y persuadido a mucha gente, diciendo que no son dioses los que han sido hechos con las manos de los hombres.
Sobre la carne ofrecida en sacrificio a los ídolos, está claro que todos tenemos la ciencia suficiente. Pero la ciencia envanece; lo único verdaderamente provechoso es el amor.
Si tú, que tienes conocimiento claro de todo esto, te sientas a comer carne ofrecida en sacrificio a los ídolos, ¿no podrás inducir a que otro, con la conciencia insegura, se decida también a comer esa carne?
Así tú, con tu conocimiento claro, has echado a perder a ese hermano poco formado todavía, por el que Cristo murió.
Entonces no conocíais a Dios y erais esclavos de unos dioses que no eran dioses;
y un solo Dios, padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.
¡Señor, Señor! Tú has comenzado a mostrar a tu siervo la grandeza y el poder de tu brazo, pues ¿qué Dios hay en los cielos o en la tierra que iguale tus obras y tus hazañas?
Ved ahora que soy yo, / que soy el único, / y que no hay Dios alguno más que yo. / Soy yo el dueño de la muerte y de la vida. / Yo hiero y yo curo. No hay nadie que se libre de mi mano.
Te ha hecho ver todo esto para que sepas que el Señor es el verdadero Dios y que no hay otro.
Reconócelo y medítalo en tu corazón: el Señor es Dios allá arriba en los cielos y aquí abajo en la tierra; es él, y no hay otro.
Al rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, también él hombre,
gloria, majestad, soberanía y poder con Jesucristo nuestro Señor, desde siempre, ahora y por los siglos de los siglos. Amén.