1 Corintios 13:1 - Biblia Martin Nieto Aunque hable las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, no soy más que una campana que toca o unos platillos que resuenan. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Biblia Nueva Traducción Viviente Si pudiera hablar todos los idiomas del mundo y de los ángeles pero no amara a los demás, yo solo sería un metal ruidoso o un címbalo que resuena. Biblia Católica (Latinoamericana) Aunque hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si me falta el amor sería como bronce que resuena o campana que retiñe. La Biblia Textual 3a Edicion Si yo° hablara en lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como el bronce que resuena, o un címbalo que retiñe. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Si hablo las lenguas de los hombres y de los ángeles, pero no tengo amor, soy como bronce que suena o como címbalo que retiñe. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo caridad, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. |
Y él les contestará: Os aseguro que cuando no lo hicisteis con uno de esos pequeñuelos, tampoco conmigo lo hicisteis.
A los que crean les acompañarán estos prodigios: en mi nombre echarán los demonios; hablarán lenguas nuevas;
Porque si por comer de algo haces daño a tu hermano, ya no te guías por el amor. Que tu comida no sea causa de que se pierda aquel por quien Cristo ha muerto.
a otro el don de hacer milagros; a otro el decir profecías; a otro el saber distinguir entre los espíritus falsos y el Espíritu verdadero; a otro hablar lenguas extrañas, y a otros saber interpretarlas.
Aunque el oído diga: 'Como no soy ojo, no soy del cuerpo', no por eso deja de ser del cuerpo.
Así, el Espíritu a uno le concede hablar con sabiduría; a otro, por el mismo Espíritu, hablar con conocimiento profundo;
El amor nunca falla. Desaparecerán las profecías, las lenguas cesarán y tendrá fin la ciencia.
Porque el que habla en lenguas extrañas, no habla a los hombres, sino a Dios; de hecho, ninguno le entiende, pues movido por el Espíritu dice cosas misteriosas.
El que habla en lenguas extrañas se aprovecha a sí mismo; el que profetiza, lo hace en beneficio de la Iglesia.
Me gustaría que todos hablaseis en esas lenguas, pero prefiero que profeticéis; pues para la formación de la Iglesia es mejor profetizar que hablar en lenguas, a no ser que haya quien los interprete.
Sobre la carne ofrecida en sacrificio a los ídolos, está claro que todos tenemos la ciencia suficiente. Pero la ciencia envanece; lo único verdaderamente provechoso es el amor.
fue arrebatado al paraíso, y oyó palabras inefables que el hombre no puede expresar.
Por el contrario, los frutos del Espíritu son: amor, alegría, paz, generosidad, benignidad, bondad, fe,
Si creemos en Cristo, da lo mismo estar o no estar circuncidados; lo que importa es la fe y que esta fe se exprese en obras de amor.
El fin de esta recomendación es establecer el amor, que procede de un corazón puro, de una conciencia buena y de una fe sincera.
Ante todo amaos ardientemente unos a otros, pues el amor alcanza el perdón de todos los pecados.
Con sus discursos pomposos y vacíos despiertan los deseos carnales y el desenfreno de aquellos que apenas habían logrado escapar de los que viven en el error.
Oí una voz que venía del cielo, semejante a la voz de aguas caudalosas y al ruido de un gran trueno. El sonido que oí era como el de citaristas que tocan sus cítaras.