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Juan 7:39 - Nueva Biblia Española (1975)

Esto lo dijo refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que le dieran su adhesión; pues aún no había Espíritu, porque aún no se había manifestado la gloria de Jesús.

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Biblia Reina Valera 1960

Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

(Con la expresión «agua viva», se refería al Espíritu, el cual se le daría a todo el que creyera en él; pero el Espíritu aún no había sido dado, porque Jesús todavía no había entrado en su gloria).

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Decía esto Jesús refiriéndose al Espíritu Santo que recibirían los que creyeran en él. Todavía no se comunicaba el Espíritu, porque Jesús aún no había entrado en su gloria.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Esto dijo acerca del Espíritu que iban a recibir los que creyeran en Él, porque todavía no había° Espíritu, pues Jesús no había sido aún glorificado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Esto lo dijo refiriéndose al Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él; aún no había Espíritu, porque Jesús no había sido glorificado todavía.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

(Esto dijo del Espíritu Santo que habían de recibir los que creyesen en Él; porque el Espíritu Santo aún no había sido dado; porque Jesús no había sido aún glorificado.)

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Juan 7:39
42 Tagairtí Cros  

Subiste a la cumbre llevando cautivos, te dieron tributo de hombres: los que se resistían a que el Señor Dios tuviera una morada.


Vuélvanse a escuchar mi reprensión, y les abriré mi corazón comunicándoles mis palabras.


Sacarás agua con gozo del manantial de la salvación.


hasta que se derrame sobre nosotros un aliento de lo alto; entonces el desierto será un vergel, el vergel contará como un bosque,


voy a derramar agua sobre el sequedal y torrentes en el páramo; voy a derramar mi aliento sobre tu estirpe y mi bendición sobre tus vástagos.


Después derramaré mi espíritu sobre todos: sus hijos e hijas profetizarán, sus ancianos soñarán sueños, sus jóvenes verán visiones.


Contestaron ellos: Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.


La gente contestaba: Este es el profeta Jesús, el de Nazaret de Galilea.


Y ahora les voy a enviar lo que mi Padre tiene prometido; ustedes quédense en la ciudad hasta que de lo alto los revistan de fuerza.


él declaró delante de todos: Yo los bautizo con agua, pero está para llegar el que es más fuerte que yo, y yo no soy bastante para desatarle la correa de las sandalias. Ese los va a bautizar con Espíritu Santo y fuego,


Todos quedaron atemorizados y alababan a Dios, diciendo: Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.


Le preguntaron: Entonces, ¿qué? ¿eres tú Elías? Contestó él: No lo soy. ¿Eres tú el profeta? Respondió: No.


y le preguntaron: Entonces, ¿por qué bautizas, si no eres tú el Mesías ni Elías ni el Profeta?


Tampoco yo lo conocía, fue el que me mandó a bautizar con agua quien me dijo: 'Aquél sobre quien veas que el Espíritu baja y se queda, ése es el que va a bautizar con Espíritu Santo'.


Sus discípulos no comprendieron esto al principio, pero cuando Jesús manifestó su gloria, entonces se acordaron de que lo mismo que estaba escrito fue lo que hicieron con él.


Jesús les respondió: Ha llegado la hora de que se manifieste la gloria de este Hombre.


y cualquier cosa que pidan en unión conmigo, la haré; así la gloria del Padre se manifestará en el Hijo.


Ese valedor, el Espíritu Santo, que mandará el Padre en unión conmigo, él se lo irá enseñando todo y les irá recordando todo lo que yo les he expuesto.


El manifestará mi gloria, porque, para darles la interpretación, tomará de lo mío.


Sin embargo, yo les estoy diciendo la verdad: les conviene que yo me marche, pues si no me marcho, el valedor no vendrá con ustedes. En cambio, si me voy, se lo mandaré.


Así habló Jesús y, levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, ha llegado la hora: manifiesta la gloria de tu Hijo, para que el Hijo manifieste la tuya.


tuya, la gloria que tenía antes que el mundo existiera en tu presencia.


Y dicho esto sopló y les dijo: Reciban Espíritu Santo.


Aquellos hombres, al ver la señal que había realizado, decían: Ciertamente éste es el Profeta, el que tenía que venir al mundo.


La gente hablaba mucho de él, cuchicheando. Unos decían: Es buena persona. Otros, en cambio: No, que extravía a la gente.


Repuso Jesús: Si yo mismo me procurase gloria, mi gloria no valdría nada; es mi Padre quien me la procura, el que ustedes dicen que es su Dios,


y les preguntó: ¿Recibieron el Espíritu Santo cuando creyeron? Contestaron: Ni siquiera hemos oído hablar de que haya un Espíritu Santo.


En los últimos días -dice , Dios- derramaré mi Espíritu sobre todo hombre: Profetizarán sus hijos e hijas, sus jóvenes tendrán visiones y sus ancianos soñarán sueños;


Exaltado así por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo que estaba prometido, y lo ha derramado: esto es lo que ustedes están viendo y oyendo.


Pedro les contestó: Arrepiéntanse, bautícense cada uno confesando que Jesús es Mesías para que se les perdonen los pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo.


Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.


El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que ustedes entregaron y rechazaron ante Pilato, cuando había decidido soltarlo.


Al terminar la oración, retembló el lugar donde estaban reunidos, los llenó a todos el Espíritu Santo, y anunciaban con valentía el mensaje de Dios.


Ustedes, en cambio, no están sujetos a los bajos instintos, sino al Espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en ustedes; y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, ése no es cristiano.


por el resplandor de su rostro', pasajero y todo como era.


No irriten al santo Espíritu de Dios que los selló para el día de la liberación;