Hechos 2 - Nueva Biblia Española (1975)1 Al llegar el día de Pentecostés estaban todos reunidos en el mismo lugar. 2 De repente un ruido del cielo, como de viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban, 3 y vieron aparecer unas lenguas como de fuego que se repartían posándose encima de cada uno. 4 Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse. 5 Residían entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. 6 AL oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. 7 Todos, desorientados y admirados, preguntaban: ¿No son galileos todos esos que están hablando? 8 Entonces, ¿cómo es que cada uno los oye hablar en su lengua nativa? 9 Entre nosotros hay partos, medos y elamitas; otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, 10 en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que confina con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, 11 otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes, y cada uno los oye hablar de las maravillas de Dios en su propia lengua. 12 No acertando a explicárselo, se preguntaban asombrados: ¿Qué quiere decir esto? 13 Otros se burlaban: Están borrachos. 14 Pedro, de pie con los Once, pidió atención y les dirigió la palabra: Judíos y vecinos todos de Jerusalén, escuchen mis palabras y entérense bien de lo que pasa. 15 Estos no están borrachos, como ustedes suponen; no es más que media mañana. 16 Está sucediendo lo que dijo el profeta Joel: 17 En los últimos días -dice , Dios- derramaré mi Espíritu sobre todo hombre: Profetizarán sus hijos e hijas, sus jóvenes tendrán visiones y sus ancianos soñarán sueños; 18 y sobre mis siervos y siervos derramaré mi Espíritu en aquellos días y profetizarán. 19 Haré prodigios arriba en el cielo y signos abajo en la tierra: sangre, fuego, columnas de humo. 20 El sol se hará tinieblas, la luna se teñirá de sangre antes de que llegue el día del Señor, grande y deslumbrador. 21 Pero cuantos invoquen el nombre del Señor sé salvarán'. 22 Escúchenme, israelitas: Les hablo de Jesús el Nazareno, el hombre que Dios acreditó ante ustedes, realizando por su medio los milagros, signos y prodigios que conocen. 23 Conforme al plan previsto y sancionado por Dios, se lo entregaron, y ustedes, por mano de paganos, lo mataron en una cruz. 24 Pero Dios lo resucitó rompiendo las ataduras de la muerte; no era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio, 25 pues David dice: Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. 26 Por eso se me alegra el corazón, exulta mi lengua y mi carne descansa esperanzada. 27 Porque no me abandonarás a la muerte ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. 28 Me has enseñado el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia'. 29 Hermanos, permítanme hablarles con franqueza: El patriarca David murió y lo enterraron, y conservamos su sepulcro hasta el día de hoy. 30 Pero era profeta y sabía que Dios le había prometido con juramento sentar en su trono a un descendiente suyo 31 cuando dijo que 'no lo abandonaría a la muerte y que su carne no conocería la corrupción”, hablaba previendo la resurrección del Mesías. 32 Pues bien, Dios resucitó a este Jesús, y todos nosotros somos testigos. 33 Exaltado así por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo que estaba prometido, y lo ha derramado: esto es lo que ustedes están viendo y oyendo. 34 David, que no subió al cielo, dice, sin embargo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, 35 que voy a hacer de tus enemigos tarima de tus pies. 36 Por tanto, entérese bien todo Israel de que Dios ha constituido Señor y Mesías al mismo Jesús a quien ustedes crucificaron. 37 Estas palabras les traspasaron el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: ¿Qué tenemos que hacer, hermanos? 38 Pedro les contestó: Arrepiéntanse, bautícense cada uno confesando que Jesús es Mesías para que se les perdonen los pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo. 39 Porque la promesa vale para ustedes y para sus hijos y además para todos los extranjeros que llame el Señor Dios nuestro. 40 Les urgía además con otras muchas razones y los exhortaba diciendo: Pónganse a salvo de esta generación corrompida. 41 Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día se les agregaron unos tres mil. 42 Eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles y en la comunidad de vida, en el partir el pan y en las oraciones. 43 Todo el mundo estaba impresionado por los muchos prodigios y señales que los apóstoles realizaban. 44 Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común: 45 vendían posesiones y bienes y lo repartían entre todos según la necesidad de cada uno. 46 A diario frecuentaban el templo en grupo; partían el pan en las casas y comían juntos 47 alabando a Dios con alegría y de todo corazón, siendo bien vistos de todo el pueblo; y día tras día el Señor iba agregando al grupo a los que se iban salvando. |
Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.