y tendiendo la vista, divisó a Israel acampado por tribus. El Espíritu de Dios vino sobre él
Apocalipsis 1:10 - Nueva Biblia Española (1975) Un domingo me arrebató el Espíritu y oí a mis espaldas una voz vibrante como una trompeta, que decía: Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, Biblia Nueva Traducción Viviente Era el día del Señor, y yo estaba adorando en el Espíritu. De repente, oí detrás de mí una fuerte voz, como un toque de trompeta, Biblia Católica (Latinoamericana) Se apoderó de mí el Espíritu el día del Señor y oí a mis espaldas una voz que sonaba como trompeta: La Biblia Textual 3a Edicion Y estando en espíritu° en el día dominical,° oí detrás de mí una gran° voz, como de trompeta, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Fui arrebatado en espíritu, el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz, como de trompeta, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Yo fui en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz, como de trompeta, |
y tendiendo la vista, divisó a Israel acampado por tribus. El Espíritu de Dios vino sobre él
El replicó: Pues entonces, ¿cómo es que David le da el título de Señor, cuando dice inspirado:
Por la tarde, aquel día primero de la semana, estando atrancadas las puertas del lugar donde estaban los discípulos, por miedo a los dirigentes judíos, llegó Jesús, se puso en el centro y les dijo: Paz con ustedes.
Ocho días después estaban de nuevo dentro de casa sus discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús estando las puertas atrancadas, se puso en el centro y dijo: Paz con ustedes.
El domingo nos reunimos a partir el pan; Pablo les estuvo hablando y, como iba a marcharse al día siguiente, prolongó el discurso hasta medianoche.
Por eso les advierto que nadie puede decir: '¡Afuera Jesús!', si habla impulsado por el Espíritu de Dios; ni nadie puede decir: '¡Jesús es Señor!', si no es impulsado por el Espíritu Santo.
Los domingos pongan aparte cada uno por su cuenta lo que consigan ahorrar, para que, cuando yo vaya, no haya que andar entonces con colectas.
En visión profética me llevó a un desierto. Vi allí una mujer montada en una fiera escarlata, cubierta de títulos blasfemos, que tenía siete cabezas y diez cuernos.
En visión profética me transportó a lo alto de una montaña grande y alta y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo de junto a Dios,