En consecuencia, ahora no pesa condena alguna sobre los del Mesías Jesús,
2 Corintios 10:2 - Nueva Biblia Española (1975) Ahórrenme, por favor, tener que hacer el valiente cuando vaya, pues me siento seguro y pienso atreverme con esos que me acusan de proceder por miras humanas. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 ruego, pues, que cuando esté presente, no tenga que usar de aquella osadía con que estoy dispuesto a proceder resueltamente contra algunos que nos tienen como si anduviésemos según la carne. Biblia Nueva Traducción Viviente Pues bien, les suplico ahora, para que cuando vaya, no tenga que ser atrevido con los que piensan que actuamos con intenciones humanas. Biblia Católica (Latinoamericana) No me obliguen, cuando esté ante ustedes, a actuar con autoridad, como estoy decidido y como me atreveré a hacerlo con algunos que piensan que yo no quiero crearme problemas. La Biblia Textual 3a Edicion os ruego, pues, que estando presente, no tenga que actuar osadamente, con la confianza con que pienso atreverme contra algunos que nos consideran como si viviéramos° según la carne. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Os suplico, pues, que una vez que no esté entre vosotros, no tenga que emplear aquella osadía con que opino que debo proceder contra algunos que piensan que nosotros caminamos según la carne. Biblia Reina Valera Gómez (2023) ruego, pues, que cuando estuviere presente, no tenga que ser atrevido con la confianza con que pienso ser osado contra algunos, que nos tienen como si anduviésemos según la carne. |
En consecuencia, ahora no pesa condena alguna sobre los del Mesías Jesús,
Así, la exigencia contenida en la Ley puede realizarse en nosotros, que ya no procedemos dirigidos por los bajos instintos, sino por el Espíritu.
Porque los que se dejan dirigir por los bajos instintos tienden a lo bajo, mientras los que se dejan dirigir por el Espíritu tienden a lo propio del Espíritu;
¿Será entonces que este propósito lo hice a la ligera?, o ¿hago mis planes con miras humanas, para dejar ambiguo el sí y el no?
¡Qué vergüenza, verdad, ser yo tan débil! Pues en lo que otro se atreva, y hablo disparatando, me atrevo yo también.
Por esta razón les escribo así mientras estoy fuera, para no verme obligado a ser severo en persona con la autoridad que el Señor me ha dado para construir, no para derribar.
Les prevengo ahora ausente de aquello de que previne en mi segunda visita a los antiguos pecadores y a todos en general: que, cuando vuelva, no tendré contemplaciones;