1 Al maestro de coro. De David 2 Los asesinos tensan ya su arco, ajustan las flechas en la cuerda para clavarlas de noche en el corazón del hombre honesto. 3 Cuando están en ruina los cimientos, ¿qué podrá hacer el hombre justo? 4 El Señor está en su templo santo, el Señor tiene su trono en los cielos; sus ojos están fijos en el mundo, sus miradas exploran a los hombres. 5 El Señor vigila al justo y al injusto, y odia a quien quiere la violencia; 6 hará llover brasas de fuego sobre los injustos, azufre y viento abrasador serán la porción de su copa. 7 El Señor es justo y ama la justicia, los justos contemplarán su rostro. |
Evaristo Martín Nieto©