Διαδικτυακή Βίβλος

Διαφημίσεις


Ολόκληρη η Βίβλος Παλαιά Διαθήκη Καινή Διαθήκη




1 Samuel 1:10 - Biblia Version Moderna (1929)

ella, con amargura de su alma, se puso a suplicar a Jehová; y lloraba con efusión.

Δείτε το κεφάλαιο
προβολή Interlinear Bible

Περισσότερες εκδόσεις

Biblia Reina Valera 1960

ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente.

Δείτε το κεφάλαιο

Biblia Nueva Traducción Viviente

Ana, con una profunda angustia, lloraba amargamente mientras oraba al Señor

Δείτε το κεφάλαιο

Biblia Católica (Latinoamericana)

Muy apenada rezó a Yavé sin dejar de llorar;'

Δείτε το κεφάλαιο

La Biblia Textual 3a Edicion

ella, con amargura de alma, suplicó a YHVH y lloró efusivamente.

Δείτε το κεφάλαιο

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Ella, llena de amargura, se puso a orar a Yahveh entre sollozos

Δείτε το κεφάλαιο

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente.

Δείτε το κεφάλαιο
Άλλες μεταφράσεις



1 Samuel 1:10
22 Σταυροειδείς Αναφορές  

Y CUANDO Raquel vió que no daba hijos a Jacob, tuvo Raquel envidia de su hermana; y dijo a Jacob: ¡Dame hijos; que si no, me muero!


Y llegado que hubieron a la era de Atad, que está al otro lado del Jordán, allí le hicieron el duelo con grande y muy dolorosa lamentación; pues hizo José por su padre duelo de siete días.


Y aconteció que como él acabase de hablar, he aquí a los hijos del rey, que acababan de llegar. Y alzando la voz, lloraron; y el rey también y todos sus siervos lloraron con llanto muy grande.


Dijo también Cusai: Tú conoces a tu padre y a sus hombres, y sabes que son valerosos; y están amargos en espíritu, como una osa en el campo a quien le han robado sus cachorros. También tu padre es hombre aguerrido, y no pasará la noche entre el pueblo.


¡Oh, Jehová! ¡acuérdate, te lo suplico, de cómo he andado delante de tu rostro fielmente, y con corazón sincero, y he hecho lo que es bueno ante tu vista! Y lloró Ezequías con llanto grande.


¡ABURRIDA de mi vida está mi alma! Daré rienda suelta a mis quejas; hablaré en la amargura de mi alma.


Por tanto, yo no refrenaré mi boca; hablaré en la angustia de mi espíritu; me quejaré en la amargura de mi alma.


No me da tiempo para cobrar mi hálito, sino que me harta de amarguras.


y clama a mí en el día de angustia; yo te libraré, y tú me glorificarás!


Él clamará a mí, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; le libraré, y le glorificaré;


El corazón conoce su propia amargura, y en su gozo no se entromete el extraño.


¿Qué diré ahora? ¡Él me lo prometió, y también él mismo lo ha cumplido! Andaré humildemente todos mis años, a causa de aquella amargura de mi alma.


Porque Jehová te ha vuelto a llamar coma a una mujer dejada, y afligida de espíritu; y como a una mujer, casada joven, cuando haya sido desechada, dice tu Dios.


Mas si no oyereis, mi alma llorará en secreto vuestra soberbia, y con amargo llanto mis ojos se desharán en lágrimas: por cuanto ha sido cautivada la grey de Jehová.


¡No lloréis al muerto, ni hagáis lamentación por él! ¡llorad sí amargamente al que se ha ido en cautiverio; porque no volverá más, ni verá su tierra natal!


Él me ha hartado de angustias, me ha embriagado de ajenjo.


Y estando en agonía, oraba con mayor fervor: y su sudor vino a ser como grandes gotas de sangre engrumecida, que caían sobre la tierra.


El cual Jesús, en los días de su carne, ofreció oraciones y también súplicas, con vehemente clamor y lágrimas, a aquel que era poderoso para librarle de la muerte; y fué oído y librado de su temor.


Vino pues el pueblo a Bet-el, y sentóse allí hasta la tarde delante de Dios; y alzaron la voz, y lloraron con grande lamentación;


Pero ella les contestó: No me digáis Noemí; llamadme antes Mara, porque muy amargamente se ha portado el Todopoderoso conmigo.


E hizo un voto, diciendo: Jehová de los Ejércitos, si te dignares mirar la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo le daré a Jehová todos los días de su vida; y navaja no pasará jamás por su cabeza.


¶Ana pues levantóse un día en Silo, después de haber ellos comido y bebido; y mientras que Elí, sacerdote de Jehová, estaba sentado sobre una silla, junto a una jamba de la puerta del Templo de Jehová,