Y dio entonces mismo una señal, diciendo: “Esta es la señal que da Yahvé: el altar se quebrará y se derramará la ceniza que hay en él.”
Éxodo 4:1 - Biblia Nacar-Colunga Moisés respondió: “No van a creerme, no van a escucharme; me dirán que no se me ha aparecido Yahvé.” Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Entonces Moisés respondió diciendo: He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová. Biblia Nueva Traducción Viviente Sin embargo, Moisés protestó de nuevo: —¿Qué hago si no me creen o no me hacen caso? ¿Qué hago si me dicen: “El Señor nunca se te apareció”? Biblia Católica (Latinoamericana) Moisés respondió a Yavé: 'No me van a creer, ni querrán escucharme, sino que dirán: ¡Cómo que se te ha aparecido Yavé!' La Biblia Textual 3a Edicion Pero Moisés respondió, y dijo: ¿Y qué si no me creen, ni atienden mi voz, sino que dicen: YHVH no se te ha aparecido? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Respondió Moisés: 'Pero ellos no me creerán y no escucharán mi palabra, pues dirán: 'No se te ha aparecido Yahveh''. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces Moisés respondió y dijo: He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová. |
Y dio entonces mismo una señal, diciendo: “Esta es la señal que da Yahvé: el altar se quebrará y se derramará la ceniza que hay en él.”
Este le respondió: “Y ¿quién te ha puesto a ti como jefe y juez entre nosotros? ¿Es que quieres matarme, como mataste ayer al egipcio?” Moisés se atemorizó, y se dijo: “Ciertamente la cosa se sabe.”
Y prosiguió: “Esto dirás a los hijos de Israel: Yahvé, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me manda a vosotros. Este es para siempre mi nombre, es mi memorial de generación en generación.”
“Ve, reúne a los ancianos de Israel y diles: Yahvé, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, se me ha aparecido y me ha encomendado que os diga: Os he visitado y he visto lo que hacéis en Egipto,
Ellos te escucharán, y tú, con los ancianos de Israel, irás al rey de Egipto y le diréis: Yahvé, el Dios de los hebreos, se nos ha mostrado. Deja, pues, que vayamos camino de tres días por el desierto para sacrificar a Yahvé, nuestro Dios.
Moisés dijo a Yahvé: “Pero, Señor, yo no soy hombre de palabra fácil, y esto no es ya de ayer ni de anteayer, y aun ahora que te habla tu siervo soy torpe de boca y de lengua.”
Aarón refirió todo lo que Dios había dicho a Moisés, y éste hizo los prodigios a los ojos del pueblo.
El pueblo creyó, y al ver que Yahvé había visitado a los hijos de Israel y había atendido a su aflicción, postrándose, le adoraron.
Moisés le respondió: “Los hijos de Israel no me escuchan, ¿cómo va a escucharme el faraón a mí, que soy incircunciso de labios?”
Y Moisés dijo a Yahvé: “Yo soy incircunciso de labios; ¿como va a escucharme el faraón?”
Y dije: ¡Ah Señor, Yahvé! He aquí que no sé hablar, pues soy un niño.
Entonces me alzó el espíritu y me arrebató. Yo andaba amargado y malhumorado en mi alma, pero fue sobre mí la mano de Yahvé, que me confortó. Llegué así a los deportados de Tel-Abib, que habitaban en la ribera del río Kebar, a la región donde moraban, y estuve entre ellos atónito durante siete días.
Creía él que entenderían sus hermanos que Dios les daba por su mano la salud, pero ellos no lo entendieron.
Gedeón le dijo: “Si he hallado gracia a tus ojos, dame una señal de que eres tú quien me habla,