Decid asimismo a Amasa: ¿No eres tú también hueso mío y carne mía? Esto me haga Dios y esto me añada si no te hago jefe de mi ejército para siempre en lugar de Joab.”
2 Samuel 22:44 - Biblia Nacar-Colunga Me libraste de las sediciones del pueblo, me pusiste por cabeza de gentes. Pueblos que no conocía me servían. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Me has librado de las contiendas del pueblo; Me guardaste para que fuese cabeza de naciones; Pueblo que yo no conocía me servirá. Biblia Nueva Traducción Viviente »Me diste la victoria sobre los que me acusaban. Me preservaste como gobernante de naciones; ahora me sirve gente que ni siquiera conozco. Biblia Católica (Latinoamericana) Me libras de las demandas de mi pueblo.
Me pones a la cabeza de las naciones,
pueblos que no conocía me obedecen. La Biblia Textual 3a Edicion Tú también me has librado de las contiendas de mi pueblo; Me guardaste para ser cabeza de naciones; Pueblo que yo no conocía me servirá. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Tú me libras de chusmas en motín, y me pones al frente de naciones: pueblos ignotos me rinden pleitesía. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Tú me has librado de las contiendas de mi pueblo: Tú me has guardado para que sea cabeza de naciones: Pueblo que yo no conocía me servirá. |
Decid asimismo a Amasa: ¿No eres tú también hueso mío y carne mía? Esto me haga Dios y esto me añada si no te hago jefe de mi ejército para siempre en lugar de Joab.”
Levantóse el rey, se sentó a la puerta, y todo el pueblo se enteró de que el rey estaba sentado a la puerta, y todos vinieron ante el rey a la puerta. Los de Israel habían huido cada uno a su casa.
Fue larga la guerra entre la casa de David y la casa de Saúl; pero David iba fortaleciéndose cada vez más, y la casa de Saúl cada vez más debilitándose.'
Vinieron a David, a Hebrón, todas las tribus de Israel, y hablaron, diciendo: “Hueso tuyo y carne tuya somos;'
Juzgará a las gentes, llenando (la región) de cadáveres; aplastará la cabeza sobre la vasta tierra.'
y los dispersaba cual polvo cara al viento, y cual lodo de las plazas los hollaba.
“Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy. Pídeme, y haré de las gentes tu heredad, te daré en posesión los confines de la tierra.
De él he hecho un testimonio para las gentes, un jefe y maestro de los pueblos,
He aquí que llamarás a pueblos que te son desconocidos, y pueblos que no te conocen correrán a ti i por Yahvé, tu Dios; por el Santo de Israel, que te glorifica.'
porque las naciones y reinos que no te sirvan a ti perecerán y las gentes serán totalmente exterminadas.
Déjeme consultar por los que no me interrogaban, déjeme hallar por los que no me buscaban. Yo decía: Heme aquí, heme aquí, a gente que no invocaba mi nombre.
Fuele dado el señorío, la gloria y el imperio, y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron, y su dominio es dominio eterno, que no acabará, y su imperio, imperio que nunca desaparecerá.
(25) Yo sembraré en la tierra para mí, y me compadeceré de “Lo-Rujamá
Y otra vez dice Isaías: “Aparecerá la raíz de Jesé y el que se levanta para mandar a las naciones; en El esperarán las naciones.”
Como dice en Oseas: “Al que no es mi pueblo llamaré mi pueblo, y a la que no es mi amada, mi amada.
Pondráte Yahvé a la cabeza, no a la cola; estarás siempre en alto y nunca abajo si obedeces los mandatos de Yahvé, tu Dios, que yo te prescribo hoy, y los guardas y los pones por obra,'
El séptimo ángel tocó la trompeta, y oyéronse en el cielo grandes voces, que decían: Ya llegó el reino de nuestro Dios y de su Cristo sobre el mundo y remará por los siglos de los siglos.