Volvió Rubén al pozo, pero no estaba en él José, y, rasgando sus vestiduras,
2 Samuel 13:19 - Biblia Nacar-Colunga Tamar echó ceniza sobre su cabeza, rasgó la amplia túnica que vestía y, puestas sobre la cabeza las manos, se fue gritando. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Entonces Tamar tomó ceniza y la esparció sobre su cabeza, y rasgó la ropa de colores de que estaba vestida, y puesta su mano sobre su cabeza, se fue gritando. Biblia Nueva Traducción Viviente Pero entonces, ella rasgó su túnica y echó ceniza sobre su cabeza y, cubriéndose la cara con las manos, se fue llorando. Biblia Católica (Latinoamericana) Tamar se echó ceniza en la cabeza, rasgó su túnica con mangas y se puso una mano en la cabeza, luego partió lanzando gritos. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces Tamar echó ceniza sobre su cabeza, rasgó la túnica de amplias mangas que llevaba puesta, y se fue gritando con las manos sobre la cabeza. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Tamar se echó ceniza sobre la cabeza y rasgó su larga túnica de mangas, se cubrió la cabeza con las manos y se fue dando gritos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces Tamar tomó ceniza, y la esparció sobre su cabeza, y rasgó su vestido de colores que llevaba puesto, y puesta su mano sobre su cabeza, se fue gritando. |
Volvió Rubén al pozo, pero no estaba en él José, y, rasgando sus vestiduras,
David, tomando sus vestiduras, las rasgó, y también todos los hombres que con él estaban,
llegó el tercer día al campamento un hombre que venía del campo de Saúl, desgarrados los vestidos y cubierta la cabeza de polvo. Guando estuvo cerca de David, se echó a tierra, prosternándose,
Su hermano Absalón le dijo: “¿De modo que tu hermano Amnón ha estado contigo? Pues calla por ahora, hermana; es tu hermano; no des demasiada importancia a la cosa; y Tamar se quedó desconsolada en la casa de Absalón, su hermano.'
Cuando supo Mardoqueo lo que pasaba, rasgó sus vestiduras, se vistió de saco y se cubrió de ceniza, y se fue por medio de la ciudad, dando fuertes, dolorosos gemidos,
Ya de lejos alzaron sus ojos, sin reconocerle, y, levantando su voz, empezaron a llorar a voz en grito, al par que rasgahan sus vestiduras y esparcían al aire polvo sobre sus cabezas.
También de ahí saldrás con las manos en la cabeza, porque Yahvé ha rechazado aquellos en quien confías, y no tendrás éxito con ellos.
Josué rasgó sus vestiduras, y se postró rostro en tierra ante el arca de Yahvé, hasta por la tarde, él y los ancianos de Israel, y echaron polvo sobre sus cabezas.
Un hombre de Benjamín, de los huidos del campo de batalla, vino corriendo a Silo aquel mismo día, con los vestidos desgarrados y la cabeza cubierta de polvo.