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Filipenses 3:10 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

10 Lo que quiero es conocer a Cristo, sentir en mí el poder con el que Dios lo resucitó. Quiero sufrir como él sufrió y morir como él murió.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

10 a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Quiero conocer a Cristo y experimentar el gran poder que lo levantó de los muertos. ¡Quiero sufrir con él y participar de su muerte,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Quiero conocerlo, quiero probar el poder de su resurrección y tener parte en sus sufrimientos; y siendo semejante a él en su muerte,

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 para conocerlo a Él y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a Él en su muerte,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 con el fin de conocerle a él en persona y la fuerza de su resurrección y la comunión con sus padecimientos, hasta configurarme con su muerte,

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Filipenses 3:10
34 Referencias Cruzadas  

―Ciertamente beberán de mi copa —les dijo Jesús—, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí decidirlo. Eso ya lo ha decidido mi Padre.


Nadie me la arrebata, sino que yo la entrego por mi propia voluntad. Tengo autoridad para entregarla, y tengo también autoridad para volver a recibirla. Este es el mandamiento que recibí de mi Padre».


Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.


Y, si somos hijos, somos herederos de Dios. Herederos junto con Cristo, pues, si ahora sufrimos como él sufrió, también compartiremos su gloria.


Pues Dios ya sabía desde un principio a quienes iba a elegir para ser transformados en personas semejantes a su Hijo. Por eso su Hijo es el mayor de muchos hermanos.


Así dicen las Escrituras: «Por tu causa, siempre nos llevan a la muerte. ¡Nos tratan como a ovejas para el matadero!».


Él nos libró y nos librará de tal peligro de muerte. En él tenemos puesta nuestra esperanza, y él seguirá librándonos.


Pues, así como sufrimos mucho por Cristo, así también por medio de él tenemos mucho consuelo.


Es cierto que fue crucificado como si fuera débil, pero ahora vive por el poder de Dios. Nosotros somos tan débiles como él lo fue, pero el poder de Dios está en nosotros gracias a Cristo. Cuando estemos con ustedes verán ese poder.


Lo que yo era antes fue crucificado con Cristo, y ya no soy esa persona, sino que Cristo vive en mí. Ahora vivo en este cuerpo confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.


Por lo demás, que nadie me cause más problemas, porque yo llevo en el cuerpo cicatrices que demuestran que le pertenezco a Jesús.


De este modo, todos llegaremos a creer lo mismo y a tener el mismo entendimiento acerca del Hijo de Dios. Y esto debemos hacerlo hasta que seamos creyentes maduros y nuestra manera de vivir sea como la de Cristo.


Cuando comparo todo con el inmenso valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, me doy cuenta de que nada tiene importancia. Por él lo he dejado todo, y lo considero basura, pues todo cuanto quiero es a Cristo.


Ahora, aunque sufro por ustedes, me alegro. Pues así voy completando en mí mismo lo que falta de los sufrimientos de Cristo por su iglesia, que es su cuerpo.


Antes de recibir esa circuncisión espiritual, Dios los consideraba muertos, pues vivían pecando. Sin embargo, por medio de su unión con Cristo, Dios les perdonó todos los pecados y les dio vida.


Así como Cristo resucitó, Dios también los resucitó a ustedes. Por eso, vivan pensando en las cosas del cielo, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios.


¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nuevas personas y nos ha dado seguridad de que recibiremos sus promesas. Es como si nos hubiera hecho nacer de nuevo, y eso lo hizo por medio de la resurrección de Jesucristo.


Además, considero que es mi obligación refrescarles la memoria. Por eso, lo haré mientras viva en esta habitación pasajera que es mi cuerpo.


La prueba de que conocemos a Dios es que obedecemos sus mandamientos.


En cambio, el que obedece sus mandamientos demuestra que ama a Dios y puede estar seguro de que es amigo de Dios.


y el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos. Yo tengo poder sobre la muerte y el infierno.


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