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Jeremías 4:20 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

20 Un desastre llama a otro desastre; toda mi tierra está devastada. De repente fueron destruidas las cortinas y las tiendas donde habito.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

20 Quebrantamiento sobre quebrantamiento es anunciado; porque toda la tierra es destruida; de repente son destruidas mis tiendas, en un momento mis cortinas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Olas de destrucción cubren la tierra, hasta dejarla en completa desolación. Súbitamente mis carpas son destruidas; de repente mis refugios son demolidos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Las derrotas se suceden una tras otra, el país va quedando desierto. En un abrir y cerrar de ojos, fueron arrebatados mis pabellones y mis carpas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Se anuncia golpe sobre golpe, Porque toda la tierra está devastada; Súbitamente son saqueadas mis tiendas, En un momento mis cortinas.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Desastre sobre desastre, se grita. ¡Todo el país está devastado! De repente son saqueadas mis tiendas; en un instante, mis pabellones.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

20 Destrucción tras destrucción es anunciada; porque toda la tierra es devastada; de repente son destruidas mis tiendas, en un momento mis cortinas.

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Jeremías 4:20
29 Referencias Cruzadas  

Un abismo llama a otro abismo en el rugir de tus cascadas; todas tus ondas y tus olas se han precipitado sobre mí.


Bendito sea por siempre su glorioso nombre; ¡que toda la tierra se llene de su gloria! Amén y amén.


pues el Señor había dicho a Moisés: «Di a los israelitas que son un pueblo terco. Si aun por un momento tuviera que acompañarlos, podría destruirlos. Diles que se quiten esas joyas, que ya decidiré qué hacer con ellos».


¡Giman, que el día del Señor está cerca! Llega de parte del Todopoderoso como una devastación.


Mi corazón grita por Moab; sus fugitivos huyen hasta Zoar, hasta Eglat Selisiyá. Suben llorando por la cuesta de Luhit; ante el desastre, gritan desesperados por el camino de Joronayin.


Mira a Sión, la ciudad de nuestras fiestas; tus ojos verán a Jerusalén, morada apacible, campamento bien plantado; sus estacas jamás se arrancarán ni se romperá ninguna de sus sogas.


De repente, en un solo día, ambas cosas te sorprenderán: la pérdida de tus hijos y la viudez te abrumarán por completo, a pesar de tus muchas hechicerías y de tus poderosos encantamientos.


«Ensancha el espacio de tu tienda y despliega las cortinas de tu morada. ¡No te limites! Alarga tus cuerdas y refuerza tus estacas.


La han dejado en ruinas, seca y desolada ante mis ojos; todo el país ha sido arrasado porque a nadie le importa.


¡No me pongas a mí en vergüenza; avergüénzalos a ellos! ¡No me llenes de terror a mí; aterrorízalos a ellos! Envíales tiempos de calamidad; ¡destrózalos y vuelve a destrozarlos!


¿Hasta cuándo tendré que ver la bandera y escuchar el toque de la trompeta?


Así dice el Señor: «Toda la tierra quedará desolada, pero no la destruiré por completo.


¡Alcen la señal para ir a Sión! ¡Busquen refugio, no se detengan! Porque yo traigo del norte calamidad y gran destrucción».


Que se den prisa, que hagan lamentación por nosotros. Nuestros ojos se inundarán de lágrimas y brotará de nuestros párpados el llanto.


Hemos sufrido terrores y trampas, ruina y destrucción.


»Así dice el Señor y Dios: ¡Peor será cuando mande contra Jerusalén mis cuatro castigos fatales: la espada, el hambre, las bestias feroces y la plaga! Con ellas arrasaré a sus habitantes y a sus animales.


¡Ay de aquel día! Porque el día del Señor está cerca. Vendrá como devastación de parte del Todopoderoso.


»Si después de todo esto siguen sin obedecerme, siete veces los castigaré por sus pecados.


»Si a pesar de esto siguen oponiéndose a mí y se niegan a obedecerme, siete veces los castigaré por sus pecados.


yo también seguiré oponiéndome a ustedes. Yo mismo los heriré siete veces por sus pecados.


entonces yo también en mi ira me opondré a ustedes. Siete veces los castigaré por sus pecados,


He visto afligidos los campamentos de Cusán, y angustiadas las moradas de Madián.


—Apártense de esta gente para que yo la consuma de una vez por todas.


—Apártate de esta gente, para que yo la consuma de una vez por todas. Ellos se postraron rostro en tierra


No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien al que puede destruir alma y cuerpo en el infierno.


Ellos sufrirán el castigo de la destrucción eterna, lejos de la presencia del Señor y de su glorioso poder,


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