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Génesis 40:11 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

11 Yo tenía la copa del faraón en la mano. Tomé las uvas, las exprimí en la copa y luego puse la copa en manos del faraón.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

11 Y que la copa de Faraón estaba en mi mano, y tomaba yo las uvas y las exprimía en la copa de Faraón, y daba yo la copa en mano de Faraón.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Yo tenía la copa del faraón en mi mano, entonces tomé un racimo de uvas y exprimí el jugo en la copa. Después puse la copa en la mano del faraón.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Yo tenía en la mano la copa de Faraón, y tomando aquellas uvas las exprimía en la copa de Faraón, y ponía la copa en sus manos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Y estaba la copa de Faraón en mi mano, tomé las uvas y las exprimí en la copa de Faraón, y puse la copa en mano de Faraón.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Yo sostenía en mi mano la copa del Faraón. Yo iba tomando las uvas y exprimiéndolas en ella. Luego ponía la copa en mano del Faraón'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

11 Y que la copa de Faraón estaba en mi mano, y tomaba yo las uvas, y las exprimía en la copa de Faraón, y daba yo la copa en mano de Faraón.

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Génesis 40:11
11 Referencias Cruzadas  

Tiempo después, el copero y el panadero del rey de Egipto ofendieron a su señor.


la cual tenía tres ramas. En cuanto la vid echó brotes, floreció y maduraron las uvas en los racimos.


Entonces José dijo: —Esta es la interpretación de su sueño: Las tres ramas son tres días.


Al jefe de los coperos lo restituyó en su cargo para que, una vez más, pusiera la copa en manos del faraón.


Judá amarra su asno a la vid y la cría de su asno a la mejor cepa; lava su ropa en vino; su manto, en la sangre de las uvas.


los manjares de su mesa, los asientos que ocupaban sus funcionarios, la ropa de los camareros y los coperos, y los holocaustos que ofrecía en el Templo del Señor, quedó muy impresionada.


los manjares de su mesa, los asientos que ocupaban sus funcionarios, la ropa de los camareros y los coperos, y los holocaustos que ofrecía en el Templo del Señor, quedó muy impresionada.


Señor, te suplico que escuches nuestra oración, pues somos tus siervos y nos complacemos en honrar tu nombre. Y te pido que a este siervo tuyo le concedas tener éxito y ganarse el favor de este hombre». En aquel tiempo yo era copero del rey.


Así tus graneros se llenarán a reventar y tus bodegas rebosarán de vino nuevo.


«Ni tú ni tus hijos deben beber vino ni bebidas fermentadas cuando entren en la Tienda de reunión, pues de lo contrario morirán. Este es un estatuto perpetuo para tus descendientes,


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