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Cantares 3:3 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

3 Me encuentran los centinelas mientras rondan la ciudad. Les pregunto: «¿Han visto ustedes al amor de mi vida?».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 Me hallaron los guardas que rondan la ciudad, Y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Los guardias me detuvieron mientras hacían sus rondas, y yo les pregunté: «¿Han visto ustedes al hombre que amo?».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Me encontraron los centinelas, esos que andan de ronda por la ciudad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Me hallaron los guardas que rondan la ciudad. ¿Habéis visto al que ama mi alma?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Tropecé con los guardias, los que rondan la ciudad. ¿Habéis visto al amado de mi alma?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 Me hallaron los guardas que rondan la ciudad, y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?

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Cantares 3:3
10 Referencias Cruzadas  

Cuéntame, amor de mi vida, ¿dónde apacientas tus rebaños?, ¿dónde al mediodía los haces reposar? ¿Por qué he de andar como mujer con velo entre los rebaños de tus amigos?


Me encontraron los centinelas mientras rondaban la ciudad; los que vigilan las murallas me hirieron, me golpearon; ¡me despojaron de mi manto!


Ciegos están todos los guardianes de Israel; ninguno de ellos sabe nada. Todos ellos son perros mudos, que no pueden ladrar. Se acuestan y desvarían; les encanta dormitar.


Jerusalén, sobre tus muros he puesto centinelas que nunca callarán ni de día ni de noche. Ustedes, los que invocan al Señor, no se den descanso;


«Hijo de hombre, a ti te he puesto como centinela del pueblo de Israel. Por tanto, cuando oigas mi palabra, adviértele de mi parte.


Jesús dijo: —¿Por qué lloras, mujer? ¿A quién buscas? Ella, pensando que se trataba del que cuidaba el huerto, le dijo: —Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto y yo iré por él.


Obedezcan a sus dirigentes y sométanse a ellos, pues cuidan de ustedes como quienes tienen que rendir cuentas. Obedézcanlos a fin de que ellos cumplan su tarea con alegría y sin quejarse, pues el quejarse no les trae ningún provecho.


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