Toda la Escritura es inspirada divinamente, y es útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instituir en justicia,
Para que el hombre de Dios sea perfecto, perfectamente instruido para toda buena obra.
Y afligióte, e hizote haber hambre, y sustentóte con man, comida que no conociste tú, ni tus padres la conocieron; para hacerte saber, que el hombre no vivirá de solo pan, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.
Porque no os es cosa vana, mas es vuestra vida: y por este negocio haréis prolongar los dias sobre la tierra, para heredar la cual pasáis el Jordán.
El libro de aquesta ley nunca se apartará de tu boca: mas de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito. Porque entónces harás prosperar tu camino, y entónces entenderás.
Las palabras de Jehová, palabras limpias: plata refinada en horno de tierra: colada siete veces.
La ley de Jehová perfecta, que vuelve el alma, el testimonio de Jehová fiel, que hace sabio al pequeño.
Los mandamientos de Jehová rectos, que alegran el corazón: el precepto de Jehová puro, que alumbra los ojos.
Mas sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.
Dios, perfecto su camino: la palabra de Jehová afinada: escudo es a todos los que esperan en él.
Pues, cualquiera que me oye estas palabras, y las hace, compararle he al varón prudente que edificó su casa sobre roca:
Porque Jehová da la sabiduría; y de su boca viene el conocimiento, y la inteligencia.
Mas él respondiendo, dijo: Escrito está: No con solo el pan vivirá el hombre; mas con toda palabra que sale por la boca de Dios.
Hijo mío, está atento a mis palabras; y a mis razones inclina tu oreja:
No se aparten de tus ojos: mas guárdalas en medio de tu corazón;
Porque son vida a los que las hallan; y medicina a toda su carne.
La muerte y la vida están en poder de la lengua; y el que la ama, comerá de sus frutos.
Así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mi vacía, mas hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
Por mí hice juramento: de mi boca salió palabra en justicia, la cual no se tornará: Que a mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua.
Así dijo Jehová, Redentor tuyo, el Santo de Israel: yo Jehová Dios tuyo, que te enseña provechosamente, que te encamina por el camino en que andas.
Si permaneciereis en mí, y mis palabras permanecieren en vosotros, todo lo que quisiereis pediréis, y os será hecho.
Porque como desciende de los cielos la lluvia, y la nieve, y no vuelve allá, mas harta la tierra, y la hace engendrar, y producir, y dá simiente al que siembra, y pan al que come:
Así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mi vacía, mas hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
La palabra de Cristo habite en vosotros abundantemente en toda sabiduría; enseñándoos, y exhortándoos los unos a los otros con salmos, e himnos, y canciones espirituales, con gracia cantando en vuestros corazones al Señor.
Y extendió Jehová su mano, y tocó sobre mi boca; y díjome Jehová: He aquí, he puesto mis palabras en tu boca:
Dios, perfecto su camino: la palabra de Jehová purificada, escudo es de todos los que en él esperan.
Por tanto, así dijo Jehová Dios de los ejércitos: Porque hablasteis esta palabra, he aquí, yo pongo en tu boca mis palabras por fuego, y a este pueblo por leños, y consumirlos ha.
¿Mi palabra no es como el fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?
Respondióle entónces Simón Pedro: ¿Señor, a quién iremos? tú tienes las palabras de vida eterna.
Por tanto díles: Así dijo el Señor Jehová: No se dilatarán más todas mis palabras: la palabra que hablare, se hará, dijo el Señor Jehová.
Y respondió el centurión, y dijo: Señor, no soy digno que entres debajo de mi techumbre; mas solamente dí con la palabra, y mi criado sanará.
Mas yo os digo, que toda palabra ociosa que hablaren los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.
Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.
Por tanto id, enseñád a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo:
Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y, he aquí, yo estoy con vosotros todos los dias, hasta el fin del siglo. Amén.
De cierto, de cierto os digo: Que el que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá en condenación, mas pasó de muerte a vida.
El espíritu es el que da vida: la carne de nada aprovecha: las palabras que yo os hablo, espíritu son, y vida son.
Entónces decía Jesús a los Judíos que le habían creido: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Y como hubieron orado, el lugar en que estaban congregados se conmovió; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaron animosamente la palabra de Dios.
Y la palabra del Señor crecía; y el número de los discípulos se multiplicaba mucho en Jerusalem; y una gran multitud de los sacerdotes también obedecía a la fé.
Porque no me avergüenzo del evangelio de Cristo; porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree: al Judío primeramente, y también al Griego.
Mas ¿qué dice? Cercana te está la palabra, es a saber, en tu boca, y en tu corazón. Esta es la palabra de fé la cual predicamos:
Porque las cosas que ántes fueron escritas, para nuestro enseñamiento fueron escritas; para que por la paciencia, y consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.
Porque la predicación de la cruz a la verdad, insensatez es para los que se pierden; mas para los que se salvan, es a saber, para nosotros, poder de Dios es.
Y ni mi palabra ni mi predicación fué con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demonstración del Espíritu y con poder;
Para que vuestra fé no sea en sabiduría de hombres, mas en poder de Dios.
Por el cual asimismo sois salvos, si retenéis en la memoria lo que os he predicado, si no es que habéis creido en vano.
Porque no somos, como muchos, adulteradores de la palabra de Dios; ántes como de sinceridad, ántes como de Dios, delante de Dios, en Cristo hablamos.
Ántes hemos renunciado las cosas encubiertas de vergüenza, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios; mas por manifestación de la verdad encomendándonos a nosotros mismos a la conciencia de todo hombre delante de Dios.
En el cual esperasteis también vosotros en oyendo la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salud: en el cual también desde que creisteis, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
Reteniendo la palabra de vida; para que yo pueda gloriarme en el día de Cristo, de que no he corrido en vano, ni trabajado en vano.
A causa de la esperanza que os es guardada en los cielos: de la cual habéis oido ya por la palabra verdadera del evangelio:
Por lo cual también nosotros damos gracias a Dios sin cesar, de que en recibiendo de nosotros la palabra de Dios, la que oisteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, mas (como a la verdad lo es) como palabra de Dios, que también obra eficazmente en vosotros los que creeis.
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, obrero que no tiene de qué avergonzarse, que distribuye bien la palabra de verdad.
Y que desde la niñez has sabido las sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salud por medio de la fé que es en Cristo Jesús.
Reteniendo firmemente la fiel palabra que es conforme a la doctrina; para que pueda exhortar con sana doctrina, y también convencer a los que contradijeren.
El cual siendo el resplandor de su gloria, y la imágen expresa de su sustancia, y sustentando todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo hecho la purgación de nuestros pecados por sí mismo, se asentó a la diestra de la majestad en las alturas;
Por fé entendemos haber sido compuestos los siglos por la palabra de Dios, de tal manera que las cosas que se ven no fueron hechas de cosas que aparecen.
Acordáos de vuestros pastores, que os han hablado la palabra de Dios: la fé de los cuales imitád, considerando cual haya sido la salida de su conversación.
El de su propia voluntad nos ha engendrado por la palabra de verdad, para que seamos como primicias de sus criaturas.
Por lo cual dejando toda inmundicia, y superfluidad de malicia, recibíd con mansedumbre la palabra injerida en vosotros, la cual puede hacer salvas vuestras almas.
Semejantemente también la lengua es un pequeñito miembro, mas se gloría de grandes cosas. He aquí, un pequeño fuego, ¡cuán grande bosque enciende!
Y la lengua es un fuego, digo, un mundo de maldad. Así la lengua está puesta entre nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda natural; y es inflamada del infierno.
Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra del Dios viviente, y que permanece para siempre.
Porque toda carne es como yerba, y toda la gloria del hombre como la flor de la yerba: la yerba se secó, y la flor se cayó;
Mas la palabra del Señor permanece perpetuamente: y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido evangelizada.
Como niños recien nacidos, deseád ardientemente la leche no adulterada de la palabra, para que por ella crezcáis:
Si alguno habla, hable conforme a los oráculos de Dios: si alguno ministra, ministre conforme a la virtud que Dios da: para que en todas cosas sea Dios glorificado por medio de Jesu Cristo, al cual es gloria, e imperio para siempre jamás. Amén.
Tenemos también la palabra profética más firme: a la cual hacéis bien de estar atentos como a una candela que alumbra en un lugar oscuro, hasta que el día esclareza, y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones:
Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de particular interpretación.
Porque la profecía no fué en los tiempos pasados traida por voluntad humana; mas los santos hombres de Dios hablaron, siendo inspirados del Espíritu Santo.
Porque ellos ignoran esto voluntariamente, que los cielos fueron en el tiempo antiguo, y la tierra que por agua y en agua está asentada por la palabra de Dios:
Por lo cual el mundo de entónces pereció anegado por agua.
Empero los cielos que son ahora, y la tierra, son conservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio, y de la perdición de los hombres impíos.
LO que era desde el principio, lo que hemos oido, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos mirado, y nuestras manos han tocado, del Verbo de vida:
Padres, os he escrito que habéis conocido al que es desde el principio. Mancebos, yo os escribí que sois fuertes, y que la palabra de Dios mora en vosotros, y que habéis vencido al maligno.
Y esta es la confianza que tenemos en él, que si demandáremos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.
Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que demandáremos, también sabemos que tenemos las peticiones que le hubiéremos demandado.
Bienaventurado el que lee, y los que escuchan las palabras de la profecía, y guardan las cosas que en ella están escritas; porque el tiempo está cerca.
Yo conozco tus obras: he aquí, te he dado una puerta abierta delante de tí, y ninguno la puede cerrar; porque tú tienes una poquita de potencia, y has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.
Y ellos le han vencido por causa de la sangre del Cordero, y por la palabra de su testimonio; y no han amado sus vidas hasta la muerte.
Y estaba vestido de una ropa teñida en sangre, y su nombre es llamado El Verbo de Dios.
HIJO mío, no te olvides de mi ley; y tu corazón guarde mis mandamientos:
Porque longura de dias, y años de vida, y paz te aumentarán.
Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre; y no dejes la ley de tu madre:
Atala siempre en tu corazón: enlázala a tu cuello.
Cuando anduvieres, te guie: cuando durmieres, te guarde: cuando despertares, hable contigo:
Que puse en tu boca mis palabras, y con la sombra de mi mano te cubrí, para que plantases los cielos, y fundases la tierra, y que dijeses a Sión: Pueblo mío eres tú.
Y este será mi concierto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre tí, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, y de la boca de tu simiente, y de la boca de la simiente de tu simiente, dijo Jehová, desde ahora y para siempre.
Mas el que fué sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, el que también da el fruto; y lleva uno a ciento, y otro a sesenta, y otro a treinta.
Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, obrando con ellos el Señor, y confirmando la palabra con las señales que se seguían. Amén.
Respondió Jesús, y le dijo: Si alguno me ama, mi palabra guardará; y mí Padre le amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.
Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos; y que alcanza hasta partir el alma, y aun el espíritu, y las coyunturas, y tuétanos; y que discierne los pensamientos, y las intenciones del corazón.
Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra del Dios viviente, y que permanece para siempre.
Con la palabra de Jehová fueron hechos los cielos: y con el espíritu de su boca todo el ejército de ellos.
Halláronse tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fué por gozo, y por alegría de mí corazón; porque tu nombre se llamó sobre mí, o! Jehová Dios de los ejércitos.
EN el principio ya era el Verbo; y el Verbo era con Dios, y Dios era el Verbo.
Este era en el principio con Dios.
Todas las cosas por éste fueron hechas; y sin él nada de lo que es hecho, fué hecho.
Y el Verbo fué hecho carne, y habitó entre nosotros; y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.