¿Acaso hay algo difícil para el Señor? Volveré el próximo año durante la primavera, tal como te lo dije, y para entonces Sara tendrá un hijo”.
Lucas 5:12 - Versión Biblia Libre En cierta ocasión, cuando Jesús estaba visitando una de las aldeas, conoció allí a un hombre que tenía una lepra muy severa. El hombre se postró sobre su rostro al suelo y le suplicó a Jesús: “Por favor, Señor, si quieres puedes limpiarme”. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Sucedió que estando él en una de las ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra, el cual, viendo a Jesús, se postró con el rostro en tierra y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Biblia Nueva Traducción Viviente En una de las aldeas, Jesús conoció a un hombre que tenía una lepra muy avanzada. Cuando el hombre vio a Jesús, se inclinó rostro en tierra y le suplicó que lo sanara. —¡Señor! —le dijo—, ¡si tú quieres, puedes sanarme y dejarme limpio! Biblia Católica (Latinoamericana) Estando Jesús en uno de esos pueblos, se presentó un hombre cubierto de lepra. Apenas vio a Jesús, se postró con la cara en tierra y le suplicó: 'Señor, si tú quieres, puedes limpiarme. La Biblia Textual 3a Edicion Aconteció que estando Él en una de las ciudades, había allí° un varón cubierto de lepra; y al ver a Jesús, cayó sobre su rostro, y le rogó diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Estaba él en una ciudad y había allí un hombre cubierto de lepra. Al ver éste a Jesús, se postró ante él y le suplicó: 'Señor, si quieres, puedes dejarme limpio'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y aconteció que estando en una ciudad, he aquí un hombre lleno de lepra, el cual viendo a Jesús, se postró sobre su rostro, y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. |
¿Acaso hay algo difícil para el Señor? Volveré el próximo año durante la primavera, tal como te lo dije, y para entonces Sara tendrá un hijo”.
Al ver esto, todo el pueblo se postró en el suelo y gritó: “¡El Señor es Dios! El Señor es Dios”.
Naamán, el comandante del ejército del rey de Aram, era considerado un gran hombre por su amo y muy respetado, pues a través de él el Señor había hecho victoriosos a los arameos. Era un poderoso guerrero, pero tenía lepra.
“¡Ahora por causa de esto, la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tus descendientes para siempre!” Y cuando Giezise marchó, tenía la lepra: se veía blanco como la nieve.
Acontecióque había cuatro hombres con lepra a la entrada de la puerta de la ciudad. Y se decían unos a otros: “¿Qué ganaremos con quedarnos aquí sentados hasta morir?
Cuando David levantó la vista y vio al ángel del Señor de pie entre la tierra y el cielo, con su espada desenvainada extendida sobre Jerusalén, David y los ancianos, vestidos de saco, cayeron sobre sus rostros.
Cuando clamen a mí pro ayuda, Responderé; cuando estén en problemas, Estaré con ellos. Los salvaré y los honraré.
El Señor le dijo: “Pon tu mano dentro de tus ropas cerca de tu pecho”. Así que Moisés hizo lo que se le dijo. Cuando sacó su mano, estaba blanca como la nieve, con una enfermedad de la piel.
Pero si la herida abierta se cura y se vuelve blanca, la persona debe volver al sacerdote.
Un fuego salió de la presencia del Señor y quemó el holocausto y las porciones de grasa en el altar. Cuando todos vieron esto, gritaron de alegría y cayeron con el rostro en el suelo.
Y cuando Jesús entró a la casa donde se alojaba, los hombres ciegos entraron también. “¿Están convencidos de que yo puedo hacer esto?” les preguntó. “Sí, Señor”, respondieron ellos.
y le suplicó diciendo: “Mi hijita está a punto de morir. Por favor, ven y coloca tus manos sobre ella para que sea sanada y viva”.
Entonces se arrodilló ante los pies de Jesús, agradeciéndole. Y era un samaritano.
Entonces Jesús se aproximó a él y lo tocó. “Quiero”, le dijo. “¡Queda limpio!” Y de inmediato la lepra desapareció.
Cuando se trata de enfermedades infecciosas de la piel, asegúrense de seguir cuidadosamente todas las instrucciones de los sacerdotes levitas. Tengan cuidado de seguir las órdenes que les he dado.
En consecuencia, tiene el poder para salvar por completo a los que se acercan a Dios por medio de él, viviendo siempre para rogar su caso a favor de ellos.
Josué cayó al suelo con el rostro en alto. Y entonces dijo: “¿Qué órdenes tiene mi señor para su siervo?”