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Lucas 5 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Sucedió, pues, que, mientras él estaba de pie junto al lago de Genesaret, el pueblo se fue agolpando en torno a él, para oír la palabra de Dios.

2 En esto, vio dos barcas atracadas a la orilla del lago, pues los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes.

3 Subió a una de estas barcas, que era de Simón, y le rogó que la apartara un poco de la orilla; se sentó y enseñaba a las multitudes desde la barca.

4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: 'Navega mar adentro y echad vuestras redes para pescar'.

5 Y respondió Simón: 'Maestro, toda la noche hemos estado bregando, pero no hemos pescado nada, sin embargo, puesto que tú lo dices, echaré las redes'.

6 Lo hicieron así, y recogieron tan gran de cantidad de peces que las redes estaban a punto de romperse.

7 Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca para que vinieran a ayudarles; acudieron y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían.

8 Cuando Simón Pedro vio esto se echó a los pies de Jesús, diciéndole: 'Apártate de mí, Señor, que soy hombre pecador'.

9 Es que un enorme estupor se había apoderado de él y de los que con él estaban, ante la redada de peces que habían capturado.

10 Igualmente les sucedió a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban asociados con Simón. Pero Jesús le dijo a Simón: 'No tengas miedo. Desde ahora serás pescador de hombres'. Y cuando atracaron las barcas a la orilla, dejándolo todo, lo siguieron.

11

12 Estaba él en una ciudad y había allí un hombre cubierto de lepra. Al ver éste a Jesús, se postró ante él y le suplicó: 'Señor, si quieres, puedes dejarme limpio'.

13 Él extendió la mano y lo tocó, diciéndole: 'Quiero; queda limpio'. E inmediatamente la lepra desapareció de él.

14 Entonces le mandó que a nadie lo dijera, sino: 'Ve a presentarte al sacerdote y a ofrecer por tu purificación según lo mandó Moisés, para que tengan constancia de ello'.

15 Pero su fama se extendía cada día más, y numerosas multitudes acudían para oírlo y para ser curadas de sus enfermedades.

16 Él, sin embargo, se retiraba a lugares deshabitados y oraba.

17 Un día, mientras él enseñaba, estaban allí sentados algunos fariseos y doctores de la ley, que habían venido de todas las aldeas de Galilea y de Judea y de Jerusalén. Una fuerza del Señor le asistía para curar.

18 Entonces unos hombres, que traían en una camilla a un paralítico, trataban de introducirlo y ponerlo delante de él.

19 No encontrando por dónde introducirlo a causa de la multitud, subieron al terrado y, por entre las tejas, lo pusieron, con su camilla, allí en medio, delante de Jesús.

20 Cuando él vio la fe de aquellos hombres, dijo: 'Hombre, perdonados te quedan tus pecados'.

21 Los escribas y los fariseos comenzaron a pensar: 'Pero ¿quién es éste, que está diciendo blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios solo?'.

22 Conociendo Jesús sus pensamientos, les respondió: '¿Qué es lo que estáis pensando en vuestro corazón?

23 ¿Qué es más fácil decir: 'Perdonados te quedan tus pecados', o decir: 'Levántate y anda'?

24 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados -dijo al paralítico-: yo te lo mando; levántate, toma tu camilla y vete a tu casa'.

25 E inmediatamente se levantó delante de ellos, tomó la camilla en que había estado tendido y se marchó a su casa, glorificando a Dios.

26 Todos quedaron como fuera de sí, glorificaban a Dios y, llenos de temor, exclamaban: '¡Hoy hemos visto cosas increíbles!'

27 Después de esto, al salir, vio a un publicano, llamado Leví, en su despacho de cobrador de impuestos, y le dijo: 'Sígueme'.

28 Y él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.

29 Entonces Leví le ofreció un gran banquete en su casa, al que asistía gran número de publicanos y otros más, que estaban a la mesa con ellos.

30 Los fariseos y sus escribas murmuraban y decían a los discípulos: '¿Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecadores?'.

31 Jesús les contestó: 'No necesitan médico los sanos, sino los enfermos;

32 no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan'.

33 Entonces le dijeron: 'Los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oraciones; y también lo hacen los de los fariseos. Pero los tuyos se lo pasan comiendo y bebiendo'.

34 Entonces Jesús les respondió: '¿Acaso podéis obligar a que ayunen los invitados a la boda mientras el novio está con ellos?

35 Tiempo llegará en que les quiten al novio, y entonces, en aquellos días, ayunarán'.

36 Les decía, además, una parábola: 'Nadie corta un trozo de un vestido nuevo para echar un remiendo en un vestido viejo: porque si no, rompería el nuevo, y al viejo no le iría bien el remiendo sacado del nuevo.

37 Tampoco echa nadie vino nuevo en odres viejos; porque si no, el vino nuevo reventaría los odres y se derramaría, y los odres se echarían a perder;

38 hay que echar el vino nuevo en odres nuevos.

39 Y nadie que haya probado el vino añejo quiere el nuevo, porque dice: 'El añejo es mejor''.

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Biblia Version de Serafin Ausejo

Copyright © Serafín de Ausejo 1975.

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